Puede haber prevención antes del primer episodio psicótico

Episodio psicótico
Psicoterapia, medicación o una combinación de ambas para prevenir la psicosis.

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Las intervenciones preventivas -psicoterapéuticas, farmacológicas o combinadas- son capaces de retrasar la aparición de un primer episodio psicótico y pueden reducir el porcentaje de personas que acaban presentando psicosis, según se ha puesto de manifiesto en la última edición del encuentro de profesionales, Meet The Expert.

Los especialistas coinciden en que la prevención en salud mental sale a cuenta. Explica Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, que «la prevención primaria selectiva, que se lleva a cabo sobre grupos de personas con alto riesgo de desarrollar psicosis, se centra en reducir los factores de riesgo, tales como exposición al maltrato o abuso en la infancia, acoso escolar, consumo de cannabis o estrés». Los factores de riesgo conocidos incrementan hasta 10-20 veces las posibilidades de padecer esquizofrenia frente a la población general. También es posible realizar una prevención primaria «indicativa», actuando en personas con signos iniciales de psicosis que todavía no reúnen todos los criterios diagnósticos necesarios.

La psicosis se presenta cuando una persona pierde el contacto con la realidad. Eso incluye tener falsas creencias sobre lo que sucede (delirios) y ver o escuchar cosas que no existen (alucinaciones). La psicosis puede presentarse por consumo de sustancias, tumores o quistes en el cerebro, demencia, accidente cerebrovascular y otras dolencias que afectan al cerebro.

Lamentablemente, según el Benedicto Crespo-Facorro, catedrático de Psiquiatría, director de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) y coordinador de esquizofrenia del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), los dispositivos de prevención para personas con alto riesgo de psicosis tienen una implantación muy escasa a nivel nacional, ya que su desarrollo exige la coordinación entre distintos sistemas, más allá del sanitario, como son el educativo o servicios sociales, entre otros. «A pesar de su complejidad, ese debería ser el camino para poder intervenir en las personas de alto riesgo y reducir la transición a psicosis», indica.

Aproximadamente, un 30% de las personas con alto riesgo de psicosis acabará transicionando a la psicosis en 2-5 años. Los que no lo hacen, en el 80-90% de los casos, acabarán desarrollando otro trastorno mental, como depresión mayor o un trastorno de ansiedad», puntualiza el Dr. Arango.

Abordar todos los ángulos

El abordaje «holístico» se basa en una «atención multidimensional que debe ir más allá de la atención sanitaria para englobar también el contexto social, el estigma, las tasas de abandono académico, desempleo…», asegura Ana Cabrera, directora de AMAFE (Asociación Española de Apoyo en Psicosis).

Desde el punto de vista clínico, los expertos insisten en la importancia de un abordaje integral, que debe poner el foco en aspectos como el síndrome metabólico -grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2, entre los que se encuentran la hipertensión, hiperglucemia, exceso de grasa corporal abdominal y niveles anormales de colesterol o triglicéridos-, el deterioro cognitivo y el riesgo de suicidio.

La esperanza de vida de las personas con esquizofrenia es alrededor de 20 años menor que la de la población general, y el 60% de las causas de muerte prematura se relacionan con enfermedades cardiovasculares. La mayor prevalencia del síndrome metabólico en personas con esquizofrenia es ampliamente reconocida. Recientes estudios han situado, también, su prevalencia en pacientes con un primer episodio de psicosis sin tratamiento previo en el 13,2%, prevalencia que aumenta durante el año posterior al del diagnóstico.

En palabras del director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, «un trastorno mental es también un trastorno físico. Por ejemplo, la esquizofrenia es una enfermedad sistémica, donde enferma todo el cuerpo. Las patologías psiquiátricas se relacionan con otras. Sabemos que la esquizofrenia aumenta el riesgo de diabetes, incluso cuando no se toman tratamientos farmacológicos que aumenten ese riesgo».

Por otro lado, el deterioro cognitivo afecta a la gran mayoría de las personas con trastornos psicóticos, estando presente en aproximadamente el 80% de los casos, incluso antes del inicio de la enfermedad psicótica. Vinculado a la pérdida de funcionalidad, se erige en un importante objetivo para la intervención, como se ha expuesto en este encuentro.

Como explica el Dr. Crespo-Facorro, «las personas con psicosis presentan un funcionamiento cognitivo por debajo de la media, pero en los primeros años de evolución de la enfermedad esas alteraciones cognitivas se van a mantener estables en la mayoría de los casos. Aun así, habrá un grupo de pacientes con mayores dificultades funcionales, aquellos en los que se produce un mayor deterioro cognitivo, si bien la pérdida de funcionalidad es multifactorial».

Esta reunión científica ha sido organizada por la Alianza Otsuka-Lundbeck, al que han asistido más de 400 expertos.

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