¿Puede determinar la genética llegar a ser un deportista de élite?
Varios estudios científicos han proporcionado información sobre variantes genéticas asociadas con las capacidades deportivas.
Muchos entrenadores, deportistas y aficionados se han preguntado si los atletas nacen con una genética especial
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Los Juegos Olímpicos dan el pistoletazo de salida este viernes en la capital francesa con su tradicional Ceremonia Inaugural, que se celebrará por primera vez al aire libre desde el puente de Austerlitz y marcará el comienzo de varias semanas de eventos deportivos.
Cada cuatro años, los mejores deportistas de todo el mundo se reúnen para conseguir sus medallas, siendo más de 10.500 los competidores de esta edición y 382 los españoles, según datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. En este sentido, el entrenamiento y una buena alimentación es clave para convertirse en deportista de élite, pero la genética también juega un papel importante: el 66% de la varianza en los atletas de élite se explica por factores genéticos.
Sandra Ferreiro, Responsable del Área Científica de la startup especializada en test genéticos, explica los diferentes factores que se pueden conocer a través de la genética a la hora de convertirse en un deportista de alto nivel.
Tendencia natural a la proactividad física
Realizar ejercicio de forma regular es beneficioso para la salud. Sin embargo, la tendencia a realizar ejercicio, es decir, la proactividad en cuanto al ejercicio físico, varía mucho entre las personas: factores culturales, económicos, ambientales y genéticos influyen en esta conducta.
A través de los genes de una persona se puede conocer su tendencia a diferentes capacidades físicas como la flexibilidad, la capacidad aeróbica o el desarrollo muscular. Asimismo, la capacidad deportiva, la cual está valuada en atletas de competición y cuyo conocimiento se puede aplicar en el análisis del ADN.
Tipología de deporte ideal
La proporción de fibras musculares influye en la capacidad de una persona para los deportes de fuerza o deportes de resistencia. De tal forma, la cantidad de receptores de dopamina, determinada por las variantes genéticas, afecta a la preferencia por deportes extremos o seguros.
Los deportes de fuerza son aquellos que requieren mucha potencia como el levantamiento de pesas, el atletismo o la natación de velocidad. En este contexto, la fuerza varía mucho en función de cada persona y es que en este tipo de deportes los genes tienen un impacto bastante claro. El gen ACTN3 es el más estudiado, ya que su resultado (la proteína ACTN3) modula el porcentaje de los tipos de fibras musculares que poseen nuestros músculos. Dependiendo de esto, nuestra genética nos favorecerá en deportes de fuerza o deportes de resistencia.
El pulso cardiaco personal
La medición y el control de la frecuencia cardiaca es necesaria no solo para mejorar la calidad de los entrenamientos, sino también porque un aumento de esta puede provocar enfermedades del corazón. Durante el ejercicio físico, el sistema nervioso simpático actúa activando el cuerpo y aumentando la frecuencia cardiaca. Una vez finalizado el ejercicio, el sistema nervioso parasimpático es el responsable de reducir dicha frecuencia cardiaca.
De hecho, este equilibrio puede verse modificado por la genética, ya que mediante los estudios genéticos se puede conocer la facilidad con la que el ritmo cardíaco de una persona se acelera durante la actividad física y la facilidad de recuperación.
Predisposición a daños o lesiones
El daño muscular después de hacer ejercicio es un factor importante a considerar para el rendimiento deportivo y la salud en general. Después de una sesión de entrenamiento o actividad física intensa, el cuerpo lleva a cabo unos cambios fisiológicos y biológicos con el objetivo de restaurar y mejorar la función muscular. La duración de esta recuperación muscular varía en función de la intensidad y la duración del ejercicio, así como la condición física y la genética de cada persona, ya que hay gente con mayor predisposición genética a sufrir daño muscular después del ejercicio que otra.
En consecuencia, la genética puede comprender la predisposición genética al daño muscular y la predisposición a sufrir lesiones como: el ligamento cruzado anterior, lesiones del tendón de Aquiles, fracturas por estrés y lesiones de tobillo.
«Cuando se trata de deporte, la genética no es el único factor involucrado, pero si juega un papel muy importante a la hora de estar más o menos predispuesto a la realización de actividades físicas, ya que esta siempre proporciona un punto de partida como la fuerza, la resistencia o la capacidad aeróbica», concluye Sandra Ferreiro, Responsable del Área Científica de la startup especializada en test genéticos ADNTRO.
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