Estos son los efectos de la ola de calor en tu cuerpo
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España se encuentra bajo la segunda ola de calor de este verano y las advertencias han sido serias. Se podrían alcanzar récords nunca vistos, por lo que se debe extremar las precauciones para evitar entre otras cosas los golpes de calor. Este tipo de incidencias climatológicas que se están viviendo este verano son unas de las más extremas en España desde que hay registros. Circunstancias que pueden provocar la deshidratación y el aumento de la temperatura corporal provocarían un fracaso en nuestros mecanismos de termorregulación, ocasionando problemas que pueden llegar a ser graves.
La especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Dra. Marien Navarro Elizondo, ha señalado que durante los periodos calurosos (olas de calor) se producen un mayor número de descompensaciones de enfermedades crónicas, siendo este problema mucho más relevante que los llamados golpes de calor o hipertermias.
«Los seres humanos como todos los mamíferos somos animales de sangre caliente, esto nos permite tener una mayor actividad en una gran variedad de ambientes, pero nos obliga a controlar nuestra temperatura interna en unos rangos muy estrecho entre 36º y 37º, cifras necesarias para que nuestro organismo tenga un funcionamiento óptimo. Esta regulación la realizamos controlando la producción de calor, por un lado, y regulando las perdidas por el otro», señala.
La producción de calor fundamentalmente se realiza por el consumo de sustancias empleadas en nuestro metabolismo, azúcares, proteínas y grasas, en el hígado o con la actividad muscular(ejercicio). En los meses fríos necesitamos mayor producción energética(metabolismo) para mantener nuestra temperatura y por eso consumimos alimentos más ricos en calorías. En verano, por el contrario, reducimos nuestras comidas y máxime en una ola de calor.
La perdida de calor se realiza por la evaporación de sudor de nuestra piel y por la trasferencia de calor entre nuestro cuerpo y el aire que nos rodea, aunque no son los únicos mecanismos, son los dos fundamentales. «En las situaciones en las que la temperatura del medio ambiente se eleva, la trasferencia de calor del cuerpo al medio se reduce o incluso la temperatura del medio puede hacernos ganar calor. Aquí entra en funcionamiento un mecanismo que nos permite vivir con temperaturas superiores a los 36 grados, nuestro cuerpo se enfría al evaporar sudor sobre nuestra piel».
La especialista comenta que, diariamente, evaporamos entre uno y dos litros de sudor, pudiendo llegar hasta unos sorprendentes 6 litros diarios. «Evaporar sudor no es una acción que al organismo le resulte gratuita; necesita tener agua disponible, que estemos bien hidratados, que el corazón y el sistema cardiovascular tenga un buen funcionamiento para llevar gran cantidad de sangre a la piel y que la sangre aporte el agua necesaria a las glándulas sudoríparas».
El mantener este esfuerzo cardiovascular es la causa de la mayoría de las complicaciones que aparecen durante el periodo de verano por efecto de la temperatura y ola de calor. «La puesta en marcha de este sistema de regulación en personas sanas pasa desapercibido o como mucho manifestamos sensación de agobio o cansancio. En las personas con enfermedades cardiovasculares o fármacos que impiden un normal funcionamiento ocasiona una sobrecarga que pone en riesgo a los pacientes», explica la doctora en zonahospitalaria.com. El mayor problema se produce cuando las temperaturas son elevadas durante varios días y más aún si por la noche no se produce bajada de la temperatura que permita a nuestro organismo tener un descanso nocturno.
«Los trastornos producidos por el calor son el resultado del fracaso de los mecanismos fisiológicos que mantienen la temperatura corporal ante una sobrecarga de calor interna o ambiental. La gravedad de estos trastornos va desde los leves como los calambres, el agotamiento y el síncope, hasta la forma más grave, que es el golpe de calor», concluye Navarro.
Golpes de calor deportivos
Por su parte, el doctor Marco Antonio Strocchia, traumatólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosario, ha destacado la importancia de anticiparse a un golpe de calor mientras se practica deporte, y ha advertido de los principales síntomas: cansancio, dolor de cabeza, mareo, náuseas y vómitos, inestabilidad, enrojecimiento y sequedad de la piel.
«Uno de los primeros síntomas de la deshidratación pueden ser las náuseas, que se pueden confundir con problemas gastrointestinales», alerta el doctor. En estos casos, aconseja intentar seguir bebiendo y comiendo en pequeñas dosis para evitar que la deshidratación avance y que se cierre el estómago, «haciendo cada vez más difícil la ingesta de bebida y alimentos».
«Esto provocaría un agravamiento de la deshidratación», abunda el especialista, quien añade que «el mayor peligro es subestimar estos síntomas y dejar que el síndrome avance llegando al coma e incluso a la muerte», expresa.