Dr. Álvaro Corral San José: «Un diagnóstico precoz del Alzheimer puede ayudar a disminuir su avance»
La enfermedad no sólo afecta a la memoria, sino que también afecta a otros procesos neurocognitivos
El tratamiento a llevar a cabo dependerá del grado de afectación de la persona afectada y la situación social y familiar
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El Alzheimer y la demencia son enfermedades y no son una parte normal del envejecimiento común de demencia, un término general que se aplica a la pérdida de memoria y otras habilidades cognitivas que interfieren con la vida cotidiana, según la Fundación de Alzheimer de España. Asimismo, esta enfermedad es responsable de entre un 60% y un 80% de los casos de demencia. El factor de riesgo conocido más importante es el aumento de la edad, y la mayoría de las personas con Alzheimer son mayores de 65 años.
Para entender mejor la evolución de la enfermedad y, los respectivos problemas a los que se enfrentan tanto los cuidadores como los familiares, Álvaro Corral San José, neuropsicólogo de la Fundación Alzheimer España (FAE) explica la importancia de un estudio precoz reconociendo que: “Un diagnóstico precoz del Alzheimer puede ayudar a disminuir su avance”.
PREGUNTA.- Doctor, en cuanto a la situación del Alzheimer en España, ¿Cuáles son las principales demandas por parte de los cuidadores?
RESPUESTA.- Son numerosas las demandas que nos llegan por parte de las familias. En lo que al diagnóstico se refiere, es frecuente que los tiempos se dilaten más de lo deseado. Desde los primeros síntomas de la enfermedad, hasta conseguir una atención especializada y con ello, un diagnóstico certero, pasa un período de tiempo superior a lo deseado. Por otro lado, hay ocasiones en las que el deterioro cognitivo leve tiende a infravalorarse, es por ello que es necesario implementar más medios y recursos al personal de este primer nivel de atención para agilizar las atenciones y las derivaciones pertinentes.
P.- ¿Cuáles son los problemas a los que se enfrentan los cuidadores y los familiares de estos pacientes de manera diaria?
R.- Los primeros problemas comienzan incluso antes del diagnóstico. Estos problemas se caracterizan por el miedo y la incertidumbre de no saber lo que sucede ante los primeros síntomas de la enfermedad. Parte de los problemas también se relacionan, según nos informan las familiares, “cuando ya sabes más o menos lo que puede ser, pero da tanto miedo enfrentarse a ello que, de una forma u otra, se tiende a posponer una primera visita al médico de atención primaria”. En otras ocasiones, también sucede que, cuando los síntomas son muy leves, se tiende a normalizar o infravalorar esos “pequeños despistes”. Otro aspecto que se da con relativa frecuencia es la tendencia a normalizar los olvidos en personas de 85 años o más. Identificados esos síntomas iniciales, independientemente de la gravedad de los mismos y la edad del afectado, considero que sería preciso un adecuado seguimiento de los mismos.
P.- En temas de diagnóstico, ¿un reconocimiento a tiempo puede disminuir el avance de la enfermedad?
R.- Pensamos que sí, un diagnóstico precoz del Alzheimer puede ayudar a disminuir el avance de la enfermedad. Además, un diagnóstico a tiempo tendría muchas ventajas tanto para los afectados como para las familias en su conjunto. Permitiría iniciar un plan terapéutico en una fase mucho más inicial de la enfermedad. En esta línea, nos encontraríamos ante un escenario en el que el propio afectado podría tomar más y mejores decisiones sobre su situación tanto en el momento del diagnóstico como en situaciones futuras en las que pudiera verse implicado. Iniciar un tratamiento precozmente muy probablemente nos permitiría ofrecer tanto a los afectados como a sus familiares un mayor tiempo de calidad de vida y una mejor calidad de vida, entre otros muchos aspectos.
P.- Al tratarse de un trastorno cerebral que provoca una lenta pérdida de memoria, si la enfermedad se ha diagnosticado tarde ¿qué problemas puede sufrir el paciente?
R.- Desgraciadamente sabemos que la mayoría de procesos o capacidades que se pierden en el transcurso de la enfermedad, no se vuelven a recuperar. En esta línea, cuando el diagnóstico llega en fases más avanzadas, normalmente nos encontramos en un escenario más complejo. Desgraciadamente la enfermedad no sólo afecta a la memoria, sino que también afecta a otros procesos neurocognitivos como, por ejemplo, el lenguaje, el razonamiento o la percepción, de tal forma que ante un escenario de estas características, nos encontramos también con una mayor discapacidad y dependencia por parte de los afectados.
En el ámbito del comportamiento sucede algo similar. Con un diagnóstico más tardío es frecuente que hasta ese momento de diagnóstico aparezcan trastornos de comportamiento tales como la apatía, depresión, irritabilidad, etc. los cuáles dificultan en numerosas ocasiones el manejo de la persona afectada por parte la propia familia y de los profesionales sanitarios y sociosanitarios. Además de ello, estos trastornos producen numerosos conflictos familiares y son los que más afectan a la calidad de vida de los afectados y la de sus familiares.
P.- Y para finalizar, ¿Cuáles son los tratamientos o la atención que necesitan estos pacientes a medida que avanza la enfermedad?
R.- Hay una parte del tratamiento que debe llevarse a cabo por parte de un médico especialista, normalmente un neurólogo.
En cuanto a los tratamientos no farmacológicos que son los que llevamos a cabo desde la Fundación, lo más importante es que tengan un carácter lo más individualizado posible. En esta línea, y siguiendo con el tratamiento no farmacológico, mencionar que existen numerosas terapias dirigidas a los afectados, pero también existen diferentes tipos de apoyo (o tratamientos si quieres llamarlo así), dirigidos a los familiares, los cuales, en numerosas ocasiones son igualmente importantes. El tratamiento a llevar a cabo dependerá del grado de afectación de la persona afectada y la situación social y familiar en la que se encuentre.
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