Dr. Álvaro Castellanos: «La depuración extracorpórea elimina sustancias tóxicas del torrente sanguíneo»

"En todas estas situaciones, si no se utiliza la depuración extracorpórea, estos pacientes fallecerán"

"Se están investigando algunos marcadores bioquímicos que anticipan un fallo renal progresivo en el paciente"

Torrente sanguíneo
Torrente sanguíneo.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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En OKSALUD, entrevistamos esta semana al doctor Álvaro Castellanos, Presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) y jefe del Servicio de Medicina Intensiva Hospital Universitario La Fe de Valencia. Hará un repaso por las terapias de depuración extracorpórea, o los beneficios de la misma. Un análisis que nos hará comprender mucho mejor este tipo de procedimientos.

Pregunta.- Recientemente la farmacéutica Baxter ha celebrado unas jornadas sobre terapias de depuración extracorpórea en las que usted ha sido uno de los coordinadores. Pero, en primer lugar, aclárenos, ¿qué son las terapias de depuración extracorpórea?

Respuesta.- Las terapias de depuración extracorpórea son procedimientos médicos que se utilizan para eliminar sustancias tóxicas del torrente sanguíneo, haciendo pasar la sangre por un filtro externo con una membrana que actúa como una depuradora. Estas terapias se utilizan principalmente en casos de insuficiencia renal aguda, donde los riñones son incapaces de cumplir su misión de eliminar los productos de desecho metabólico de nuestro organismo y el exceso de líquidos que irá acumulándose en el cuerpo. También se está explorando su posible utilidad para eliminar moléculas muy inflamatorias que se producen en las infecciones graves y otras situaciones y que dañan los tejidos e interfieren con la función celular.

P.-¿Qué beneficios recibe el paciente con este tipo de terapia?

R.-Las terapias de depuración extracorpórea ayudan a mantener el equilibrio de iones, ácidos, urea y otros productos metabólicos cuando los riñones no funcionan correctamente, además, ayudan a mantener el volumen adecuado de líquidos en nuestro cuerpo. También se utilizan para eliminar fármacos y tóxicos que sean dializables. En todas estas situaciones, si no se utiliza la depuración extracorpórea, estos pacientes fallecerán.

P.-¿Qué tipo de pacientes son los candidatos a esta práctica clínica? Y ¿cómo se determina si un paciente puede o no recibir esta terapia? 

R.-Actualmente, existen unas indicaciones muy claras como la insuficiencia renal con disminución de la producción de orina y acumulación de urea, potasio, ácidos y fluidos, así como en algunas intoxicaciones por fármacos y tóxicos dializables. Existe más controversia con respecto al uso de esta terapia para equilibrar la respuesta inflamatoria que se produce en las infecciones graves y otras situaciones en las que sería potencialmente beneficiosa la eliminación de moléculas muy proinflamatorias que van a lesionar los tejidos. Un aspecto muy importante es determinar el momento más apropiado para iniciarla, ya que su uso supone una escalada terapéutica importante con posibles complicaciones asociadas. En la actualidad, se están investigando algunos marcadores bioquímicos que anticipan un fallo renal progresivo en el paciente, y, por lo tanto, nos pueden orientar a anticipar el tratamiento antes de que el fallo renal ya esté establecido.

P.-¿Cómo han evolucionado las Técnicas de Depuración Continuas Extracorpóreas en los últimos años?

R.-Ha habido mejoras significativas en todos los elementos del circuito extracorpóreo, desde el uso de catéteres intravasculares, cada vez de menor calibre y, por lo tanto, menos traumáticos, el uso de bombas centrífugas, la disponibilidad de una gran variedad de filtros con membranas más efectivas y con menor capacidad de generar trombos, la anticoagulación regional del circuito con citrato, que evita las complicaciones hemorrágicas de la heparina y ahorra transfusiones. Todos estos avances se traducen en una técnica más efectiva, mejor tolerada por los pacientes y con menos complicaciones.

P.-Las terapias de reemplazo renal continua, ¿qué son y qué papel juegan en este contexto?

R.-La hemodiálisis y la hemofiltración o con mayor frecuencia, una combinación de ambas, son los métodos más comúnmente utilizados para la depuración extracorpórea continua. En la hemodiálisis, se extrae sangre del paciente a través de un catéter intravascular conectado a un circuito que incluye una bomba centrífuga, que extrae y conducirá la sangre hacia un filtro especial con una membrana llamado dializador. En el dializador, la sangre se pone en contacto con una solución limpia que elimina los productos de desecho por una diferencia de concentración de los mismos, así como el exceso de líquidos. A continuación, la sangre limpia se devuelve al paciente. En el caso de la hemofiltración, se aplica una presión adicional para permitir que el agua y los productos de desecho más pequeños pasen a través del filtro. Luego, se administra una solución para sustituir el volumen de líquido eliminado.

P.- ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el intensivista en su trabajo diario y cómo estas técnicas pueden ayudarle a hacerles frente?

R.-En medicina intensiva tratamos a los pacientes más graves, con disfunciones orgánicas, que en muchos casos precisan el uso de tecnología para sustituir esas funciones hasta que desaparezca la causa que las originó y se recupere la fisiología normal, como es el caso de la depuración extracorpórea. Nuestro reto es conseguir que estas técnicas sean cada vez más seguras, más efectivas y también encontrar marcadores clínicos, genéticos y bioquímicos que nos permitan determinar con mayor exactitud a quién, cuándo y cómo aplicarlas con el máximo beneficio y el mínimo riesgo. La modulación de la respuesta inflamatoria exagerada que se produce en las infecciones graves mediante el uso filtros extracorpóreos con características especiales que permiten la eliminación de toxinas y moléculas dañinas es un reto particularmente complicado en el que llevamos trabajando muchos años, pero en el que hay avances prometedores.

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