Digestión pesada en verano, ¿cómo mejorarla?
Las altas temperaturas, rayos del sol, falta de humedad, e incluso menos ejercicio físico, pueden causar digestión pesada en verano. ¿Cómo evitarlo?
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Con la llegada del calor, los trastornos digestivos pueden volverse más frecuentes, en especial los casos de empachos o indigestiones. Por ello, si bien es fundamental mantener una dieta equilibrada durante todo el año, debemos poner más atención a nuestra alimentación para prevenir la digestión pesada en verano. A continuación, compartimos algunos “trucos” para preservar nuestro bienestar digestivo en los días más cálidos.
¿Realmente la digestión es más lenta en verano?
Con la llegada del calor, el metabolismo puede volverse un poco más lento y disminuir la solicitud de comida. De hecho, los expertos han observado que todos los mamíferos tienden a reducir naturalmente su ingesta de alimentos cuando hay más horas de sol en el día.
Se estima que nuestro cerebro asocia la disminución de la luminosidad con la llegada del invierno. Cuando hay menos luz, emite estímulos para que el sistema endocrino acelere el metabolismo y seamos capaces de almacenar alimentos para enfrentar la escasez.
Pero si la disponibilidad de luz y la comida abundan, el metabolismo asume un ritmo más tranquilo. En consecuencia, el sistema digestivo también se vuelve más lento y la necesidad de calorías diarias se reduce. Como consecuencia, si comemos demasiado o consumimos alimentos muy calóricos, podemos sufrir las consecuencias de una digestión pesada en verano.
¿Cómo evitar la digestión pesada en verano?
Hidratarse bien
Con el calor, transpiramos más y con el sudor no solo perdemos líquidos, sino también electrolitos. Una hidratación reforzada en verano es indispensable para mantener el equilibrio de nuestro organismo, favorecer la digestión y evitar síntomas de deshidratación. Además de beber bastante agua, se recomienda consumir alimentos con mucho líquido, como las frutas y las verduras.
Hacer comidas más ligeras
Esta es la clave para respetar el ritmo de nuestro cuerpo y evitar la digestión pesada en verano. El incremento del consumo de vegetales frescos es una gran apuesta para nutrirse bien y comer ligero en los días calurosos. También vale la pena preferir proteínas más fáciles de digerir, como las carnes blancas y pescados, los huevos y los frutos secos.
Por otro lado, debemos evitar comidas procesadas, ricas en grasas saturadas (las frituras, especialmente) y el fast food. Las harinas y azucares refinados también perjudican la digestión e impactan negativamente en nuestra salud.
Evitar bebidas alcohólicas y gasificadas
El alcohol no es un buen aliado de la hidratación, y mucho menos en verano. También hacen que la digestión sea más compleja y existen evidencias científicas de que el consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede dañar el aparato digestivo.
Los refrescos gasificados son nocivos a la salud por diversos motivos y nos hacen sentir más hinchados. Además de favorecer trastornos gastrointestinales, como flatulencias y acidez estomacal.
Intentar mantener una rutina alimentar
El ritmo de nuestras actividades puede hacer que comamos de forma desordenada y, muchas veces, aleatoria. Principalmente en verano, es importante intentar establecer horarios para las principales comidas del día. Lo mejor es comer de forma moderada varias veces al día, y no “empacharse” de una sola vez.
También se recomienda hacer una planificación semanal y dejar algunos platos sencillos preparados en la nevera o en el congelador. De esta manera, no solo podrás ahorrar y evitar desperdicios, sino también evitar consumir calorías vacías o comidas rápidas.
Conclusión
La digestión en verano no necesariamente es pesada o compleja. Simplemente necesitamos adaptar nuestra dieta a las necesidades nutricionales de nuestro organismo en esta estación. También es beneficioso practicar actividad física moderada al menos tres veces a la semana para promover el bienestar general.
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