¿Debemos dejar la vitamina D en verano?: el doctor Jorge Ángel nos explica qué debemos hacer

Algunos medicamentos como las estatinas y algunos anticonvulsivos pueden reducir los niveles de vitamina D en el cuerpo.

Vitamina D
Estructura química de la vitamina D.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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La luz solar es un potente motor que induce a la síntesis de vitamina D en nuestro organismo. Se estima que 10-15 minutos de exposición al sol puede producir entre 10.000-15.000 UI de vitamina D en personas de piel clara. Por eso, cuando llega el verano, mucha gente podría pensar que la prolongación de las horas de luz, con un sol que además es mucho más intenso, es suficiente para mantener nuestros niveles de vitamina D en los parámetros adecuados. Sin embargo, esta primera intuición no siempre es acertada. El uso de filtros solares, el pasar mucho tiempo en interiores, y determinadas condiciones médicas, van a impedir que el metabolismo y la absorción de la vitamina D se realice de manera adecuada.

Así, el doctor Jorge Ángel, director médico de Equisalud, recuerda que «a pesar de que España es un país soleado, las estimaciones apuntan a que entre un 40 y un 50% de la población tiene carencias de vitamina D y necesitaría suplementarse». Tener la vitamina D en niveles bajos no es ninguna broma; es fundamental no solo para la salud ósea, sino también para el correcto funcionamiento del sistema inmune, y también para el sistema nervioso. Su carencia puede dar lugar a síntomas tan insospechados como cambios de humor o depresión, además de a una mayor propensión a infecciones. Su relevancia es tan grande, y tan frecuentes las deficiencias, que es un parámetro que de un tiempo a esta parte se ha empezado a solicitar casi de manera rutinaria en los análisis de sangre.

Para comprender por qué a pesar de ser España un país soleado hay tanta deficiencia de vitamina D, y tantas personas necesitan un suplemento -que no se debe suspender sin más cuando llega el verano-, el doctor Jorge Ángel, señala varios factores.

A pesar de tener un clima muy agradable, pasamos mucho tiempo en interiores. Esto no sólo sucede en invierno. En los meses estivales, especialmente en las semanas que aún estamos trabajando, estas temperaturas tan elevadas nos hacen tender a refugiarnos en lugares bien refrigerados, y salir a la calle prácticamente cuando ha caído el sol.

La cara y la cruz de los filtros solares

Por otro lado, se ha generalizado el uso de filtros solares para protegernos del cáncer de piel. «Estas cremas desde luego son necesarias si uno va a exponerse al sol en las horas centrales del día, especialmente en verano. Los rayos UV son mucho más agresivos que hace años, y su vinculación con el cáncer de piel está fuera de toda duda; pero en relación con la vitamina D, la realidad es que también bloquean su síntesis. Estudios han demostrado que un protector solar con un factor de protección solar (FPS) de 30 puede reducir la producción de vitamina D en más del  95%», señala.

Por otra parte, ¿quiere esto decir que deberíamos exponernos al sol sin cremas solares? Según el doctor Jorge Ángel, «si lo vamos a hacer entre las 12:00 y las 18:00 horas, evidentemente, no». Sin embargo, recomienda aprovechar las primeras y últimas horas del día, cuando no es tan agresivo, pero aún podemos beneficiarnos de sus efectos -pigmentación incluida-.

Además del sol, la otra gran fuente que nos debería proveer de vitamina D es la alimentación. Los pescados grasos, como el salmón o la caballa, y la yema de huevo, la contienen, «pero es muy difícil conseguir las cantidades  necesarias solo a través de los alimentos», sostiene el especialista. Mucho más si hay carencias. En estos casos, es prácticamente imposible llegar a los niveles adecuados sin suplementación.

Obesidad y otras enfermedades

Pero es que hay más factores que interfieren en la síntesis de vitamina D. La obesidad y algunas enfermedades renales y hepáticas pueden dificultar el metabolismo y la absorción de esta vitamina. Además, algunos medicamentos como las estatinas y algunos anticonvulsivos pueden reducir los niveles de vitamina D en el cuerpo.

El problema con la obesidad es que al ser la vitamina D liposoluble, puede quedar atrapada en el tejido adiposo, y reducirse mucho la cantidad que finalmente circula por la sangre. Además, las personas obesas tienen más riesgo de que la vitamina D se quede muy corta a pesar de haber tomado una cantidad aparentemente suficiente, por diluirse en un volumen corporal mucho mayor.

Por otro lado, las enfermedades renales impiden que la vitamina D se convierta en su forma activa, el calcitriol; y además también provocan una pérdida de la capacidad de reabsorción de esta vitamina.

En cuanto a los problemas en el hígado, el doctor Jorge Ángel nos recuerda que este órgano es el responsable de la primera etapa de la conversión de la vitamina D en su forma activa, y además juega un papel crucial en su metabolismo. Por eso, las enfermedades hepáticas pueden disminuir la cantidad de vitamina D disponible en el cuerpo.

«Incluso con una exposición regular y prudente a un sol suave, que no queme, y una dieta que proporcione un aporte de vitamina D, es muy posible que una persona con alguna de estas condiciones de salud tenga carencias», explica el doctor Jorge Angel.

Por todas estas razones, este experto recomienda que, si se están tomando suplementos de vitamina D, no se retiren con la llegada del verano sin una previa consulta al médico, que, en función de las circunstancias particulares, evaluará si es posible un ajuste de la dosis.

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