Los 8 tipos de duelo según los expertos: cuáles son y cómo se afrontan en casos como la Dana

Conocer y distinguir los dueleos puede ayudar a  identificarlos mejor, lo cual nos ayudará a afrontarlos

Los 8 tipos de duelo
Una mujer en un momento de duelo.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Cuando enfrentamos la pérdida de un ser querido se activa un mecanismo psicológico que nos ayuda a adaptarnos a una nueva realidad marcada por esta ausencia: el proceso del duelo. Dentro de este mecanismo identificamos 8 tipos diferentes de duelo. Conocerlos y distinguirlos puede ayudar a  identificarlos mejor, lo cual nos ayudará a afrontarlos, tanto si se está pasando en primera persona como si se está acompañando a alguien  cercano que ha sufrido una pérdida.

María José Aldunate, responsable del Servicio de Atención al Duelo de DKV, explica que «hemos creado una pieza audiovisual que tiene como objetivo reforzar el acompañamiento emocional al cliente en un servicio extremadamente sensible y que hay que cuidar especialmente en nuestros seguros de decesos y vida, aunque también está disponible en YouTube para ofrecer ayuda a todas aquellas personas que puedan necesitarla. Nuestros asegurados, además, cuentan con un servicio personalizado y proactivo de Atención al Duelo, presencial y telefónico, que nos permite abordar cada caso de forma específica».

Los 8 tipos de duelo

• El duelo anticipado es el que empieza antes de la pérdida. Podemos verlo cuando un ser querido padece una enfermedad grave y hay poca esperanza de recuperación, por ejemplo. En esa situación, aunque sea inconscientemente, la mente comienza un proceso de preparación para la pérdida y nos anticipa al dolor. Este proceso puede ser una mezcla
de emociones, desde la tristeza profunda hasta una sensación de paz después del fallecimiento que, por ende, puede despertar un sentimiento de culpa.

• El duelo congelado se da cuando nos quedamos atrapados en una fase del proceso, lo que se puede manifestar de muchas maneras, como seguir sintiendo rabia años después de la pérdida, o con tristeza que sigue siendo tan intensa como el primer día. Reconocerlo es esencial para pedir ayuda.

• El duelo crónico o patológico se caracteriza por una tristeza persistente y constante. Lo veríamos en alguien que sigue hablando de su ser querido todo el tiempo y todo le recuerda a la persona, como si la herida nunca se convirtiera en cicatriz. Este tipo de duelo no solo es difícil de llevar para quien lo padece, sino también para sus familiares y seres queridos. Las personas que sufren este tipo de duelo a menudo necesitan apoyo profesional, ya que la terapia puede proporcionar herramientas para manejar la tristeza.

Acompañar a alguien con un duelo crónico también requiere paciencia y comprensión, evitando juzgar y ofreciendo apoyo constante.

• El duelo ausente: una negación de la muerte. En este caso, la persona actúa como si la pérdida no hubiera ocurrido. Se trata de un anclaje prolongado en la primera fase del duelo, la negación, y que puede ser una forma de protección emocional para evitar el dolor intenso de la pérdida. Sin embargo, este mecanismo de defensa puede impedir que el duelo se procese adecuadamente y acarrear problemas emocionales y físicos a largo plazo.

• El duelo retardado es aquel que sufren quienes no procesan su propio duelo por estar pendiente de los demás. Reconocer que se necesita tiempo para procesas los propios sentimientos es crucial. Hay que recordar que la acumulación de emociones puede llevar a explosiones emocionales inesperadas y problemas de salud física. Pedir ayuda y cuidar de uno mismo es tan importante como cuidar de los demás.

• Las personas que tienen dificultades para exteriorizar sus sentimientos suelen padecer duelo enmascarado. Las emociones que no se expresan pueden convertirse en somatizaciones como dolores de cabeza, problemas digestivos o fatiga. Es importante reconocer estos síntomas y entender que el cuerpo está tratando de comunicar lo que las palabras no pueden, ya que hablar de sentimientos puede aliviar estos síntomas.

• Juzgar a alguien puede resultar en duelo desautorizado. Este tipo se da cuando alguien se siente señalado por no superar la pérdida al mismo ritmo que los demás o cuando la pérdida es de una persona con la que no se tenía un vínculo autorizado, lo que puede generar sentimientos de culpa y aislamiento. En este caso, es fundamental recordar que cada persona vive el duelo de manera diferente y a su propio ritmo. No hay una forma correcta o incorrecta de procesar una pérdida.

• Si vemos una reacción desproporcionada, se puede tratar de duelo distorsionado. Este ocurre cuando una pérdida significativa no ha sido elaborada y se confunde con una nueva pérdida menor, generando una reacción desproporcionada. Es decir: la intensidad del dolor no parece coincidir con la naturaleza de la pérdida reciente. Suele ocurrir después de un duelo ausente, un duelo que no se elaboró y se resignifica en otra pérdida que desencadena emociones no resueltas de un duelo anterior. Reconocer esta conexión es crucial para entender por qué te sientes tan abrumado.

En caso de identificar alguno de estos tipos de duelo, reconocerlos y entender las razones detrás de las emociones ayudará a transitarlo mejor. Además, es importante recordar que buscar ayuda profesional podrá ser de ayuda para trabajarlos y enfrentarlos de la mejor manera posible.

Duelo tras una catástrofe como la DANA

El duelo tras la DANA en España, que ha afectado a España, ha generado un inmenso dolor por la pérdida de vidas humanas. Más allá de la devastación visible en las calles, las inundaciones y los daños estructurales, existe un duelo emocional que ha impactado en la vida cotidiana en la zona y en todo el país. Este duelo es un proceso complejo y lleno de desafíos que demanda atención, tanto por parte de los individuos como de la sociedad en su conjunto.

Las pérdidas materiales son dolorosas, pero las pérdidas humanas y el impacto en la salud mental son aún más difíciles de sobrellevar. Por otra parte, para muchos, ver su hogar destruido o el negocio que levantaron con años de esfuerzo arrasado por el agua es un golpe que altera profundamente su sentido de identidad y seguridad. Ante esto, las personas deben iniciar un proceso de duelo que se divide en varios momentos.

Fases del duelo 

El duelo después de una catástrofe tiene características únicas que lo distinguen de otras formas de duelo, y suele ser un proceso no lineal que pasa por varias etapas: 1. shock e incredulidad: justo después del evento, muchos sobrevivientes experimentan una negación inicial de la magnitud del desastre. Este sentimiento de «esto no puede estar pasando» los protege temporalmente del dolor extremo. Durante la DANA, los testimonios de vecinos afectados muestran cómo, al principio, no podían creer la rapidez con que el agua subía en sus hogares o la intensidad de la tormenta. 2. negación: en este caso no se quiere creer lo que está ocurriendo. 3. etapa de ira: en esta fase son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la búsqueda de responsables o culpables. 4. etapa de depresión: la tristeza profunda y la sensación de vacío son características de esta fase, cuyo nombre no se refiere a una depresión clínica, como un problema de salud mental, sino a un conjunto de emociones vinculadas a la tristeza naturales ante la pérdida de un ser querido. 5. aceptación: Una vez aceptada la pérdida, las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor emocional en un mundo en el que el ser querido ya no está.

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