El Sindicato de Estudiantes, liderado por una ‘joven’ de 33 años, pide el voto para los proetarras de Bildu
El Sindicato de Estudiantes se alinea con el partido proetarra Bildu. Esta formación estudiantil, que tienen entre sus líderes a Ana García, de 33 años, y que ha recibido cientos de miles de euros en subvenciones públicas, ha participado en la campaña electoral vasca pidiendo el voto para la formación liderada por el etarra Arnaldo Otegi.
Este sindicato recibe anualmente jugosas subvenciones del Ministerio de Educación y de administraciones autonómicas. Aunque la transparencia brilla por su ausencia en su página web y no difunden sus memorias económicas, en la documentación oficial del Gobierno encontramos que son beneficiarios año tras año de la convocatoria ‘Ayudas a las actividades por parte de confederaciones, federaciones y asociaciones de alumnos’ que gestiona el departamento que lidera la ministra Isabel Celaá Mediante esta vía recogen del orden de 30.000 euros anuales.
No obstante de ministerios como el de Igualdad ha recibido 54.000 euros o del Instituto de la Juventud (INJUVE), otros 54.000 euros. También de gobiernos regionales, como los de Cataluña y Galicia, constan subvenciones a esta organización, que, lejos de representar a todos los estudiantes, se alinea con los postulados más radicales. A modo de ejemplo, tal como publicó el diario ABC, el Sindicato de Estudiantes cosechó 237.694 euros públicos tan solo en cuatro años (de 2007 a 2011).
Este sindicato lleva años en tela de juicio porque sus dirigentes hace tiempo que no pisan las aulas. Hasta 2013 el líder era Tohil Delgado, que con 30 años era el secretario general de la formación. A continuación llegó Ana García, que con 33 años también lideraba esta entidad. Ahora sigue apareciendo en los medios de comunicación como «portavoz» del Sindicato de Estudiantes y ha pasado a liderar Libres y Combativas, «una plataforma feminista juvenil impulsada por el Sindicato de Estudiantes». Todas las huelgas y campañas que realiza el Sindicato se presenta en colaboración con esta nueva entidad.
⬛️ Ana García, portavoz de @LibrsyCombativs, multada por el Ministerio del @interiorgob con 700 euros tras la histórica manifestación del 8M del 2019.
¡Basta ya de ataques al movimiento feminista! FIRMA por la RETIRADA DE LA MULTA en este enlace 👇🏽https://t.co/iUVOMB1Fio pic.twitter.com/mU4Qdhj9b3
— Sindicato de Estudiantes (@SindicaEstudian) July 1, 2020
Precisamente Ana García es la sindicalista que fue multada por el Ministerio del Interior en aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana por usar megafonía no permitida en el 8-M de 2019. Ahora, el Sindicato de Estudiantes pide a la ministra de Igualdad, Irene Montero, que interceda para que se elimine la sanción.
Apoyo total a Bildu
Esta organización sindical que se declara «de izquierdas, revolucionaria y anticapitalista» ha hecho campaña por Maddalen Iriarte, la candidata de EH Bildu para los comicios vascos de este domingo. «Es un nuevo sector que nos apoya, que nos reconoce como única alternativa de izquierdas. Hemos logrado un consenso a favor de la autodeterminación y el derecho a decidir de los pueblos y en contra del acoso a los presos políticos y la necesidad de su acercamiento a Euskal Herria», ha destacado la apuesta de Bildu a lehendakari.
«EH Bildu es la casa común de todos los soberanistas de izquierdas vascos y tenemos como objetivo que sea cada vez más grande. La justicia social, las políticas de izquierdas, el feminismo y el derecho a decidir es lo que nos une», ha agregado la líder proetarra.
Ni un euro a la privada
Además de escenificar la unión del Sindicato de Estudiantes y Bildu, ambas formaciones han firmado un «acuerdo programático ante la emergencia social que atraviesa la enseñanza pública y el momento político actual en el Estado español y en la comunidad autónoma del País Vasco».
Entre esos diez puntos encontramos el compromiso de «la derogación inmediata de Heziberri 2020 [el plan educativo del Gobierno vasco], la LOMCE, el decreto 3+2 y la reversión de todos los recortes a la educación pública», «la inmediata puesta en marcha de un plan de rescate a la educación pública» o «ni un euro para financiar el negocio privado de la educación».
Ataque a la Iglesia
También suscriben los postulados de la izquierda radical por «la inmersión lingüística», sostienen «que el vasco sea la lengua vehicular y que haya refuerzo escolar necesario para el aprendizaje de la misma». No se olvidan de cargar contra al Iglesia católica. «La asignatura de religión tiene que salir ya de la educación pública, y se deben eliminar inmediatamente los conciertos educativos a los centros ultra católicos que segregan por sexos», apuntan.
Del mismo modo, mientras no quieren ni ver la educación en valores cristianos, ven «necesaria la incorporación en Primaria, Secundaria y Bachillerato una asignatura obligatoria y evaluable de educación sexual inclusiva y en libertad, para luchar contra el machismo y la LGBTfobia».
Por otra parte, claman: «¡Basta ya de reprimir a la juventud que lucha!». Para ello, exigen la «eliminación de todos los reglamentos de régimen interno que cercenan y reprimen nuestro derecho a huelga». En esta línea aseguran que tienen derecho a hacer asambleas «en horas lectivas en secundaria, bachillerato, formación profesional y universidad».
Por último, estos estudiantes compran las reivindicaciones secesionistas. «Reconocemos el derecho de autodeterminación de Euskal Herria, Catalunya y Galiza (sic.), y la libre determinación de los pueblos en su derecho a decidir», exponen para, a renglón seguido, exigir «el fin de las políticas de dispersión y venganza contra los presos y presas vascos y el respeto a sus derechos civiles». Cierran su acuerdo gritando: «¡Libertad para los jóvenes de Altsasu!».