Vox, no; Bildu, sí

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Ortega Lara estuvo 532 días secuestrado. “Había días malos y peores”, explicó en una entrevista a nuestro compañero Cake Minuesa. En esa misma grabación, Ortega Lara cuenta cómo, cuando se encontró con su cuñado tras la liberación, le dijo “no te preocupes, estoy muy mal, pero no estoy loco”. Enterrado bajo tierra se aferró a su familia y a la fe para sobrevivir física y mentalmente, para seguir cuerdo. Es un héroe, una personalidad ejemplar. Tras aquella terrible experiencia decidió entrar en la vida política. Militó en el Partido Popular que abandonó por la estrategia continuista de Mariano Rajoy con respecto a la política de negociación con ETA iniciada por Rodríguez Zapatero y, posteriormente, fue uno de los miembros fundadores de Vox.

Francisco José Alcaraz es otro de esos nombre que tiene tras de sí una historia personal terrible. Sólo tenía 19 años, cuando la mañana del 11 de diciembre de 1987, los terroristas de ETA colocaban un coche bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, asesinando a su hermano pequeño y a sus dos sobrinas de tres años. Murieron familias enteras en aquel atentado, 11 personas, cinco de las cuales fueron niñas. El autor Henri Parot fue condenado, sólo por aquel atentado, a 1.802 años de cárcel en un juicio en el que quedó probado que la orden llegó de Josu Ternera. El mismo Josu Ternera que, tras su detención hace pocas semanas, Jesús Eguiguren (PSV) calificó como un “héroe”. Tras pasar por la presidencia de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Alcaraz se afilió a Vox y hoy es senador por esta formación.

Son sólo un par de ejemplos, pero hay más. Personas que decidieron buscar una razón de ser a su dolor a través de la política,  mientras fiaban la defensa de la memoria y la dignidad de sus víctimas al Estado de Derecho. Representan lo mejor de nuestra sociedad y les debemos gratitud eterna.

Hace un par de días, el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, tuvo la indecencia moral de equiparar a Vox con Bildu. En su opinión, ambos partidos “claramente no son constitucionalistas” porque no respetan el “propio espíritu” de la Carta Magna. Yo siempre he tenido, y lo reconozco, una buena opinión de Ábalos y, quizás por eso, pensé que rectificaría tal vileza. Pues no, el candidato a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llevado a la praxis esa teoría y se ha reunido con todos los grupos (incluyendo a los golpistas que, como todos sabemos, respetan punto por punto la Constitución), pero no se ha citado ni con Vox ni con Bildu. Es el reflejo de una moral perversa en la que vale todo aunque para ello haya que equiparar a víctimas y verdugos.

Se trata de un asunto aún más grave si tenemos en cuenta las mentiras del Gobierno. El Partido Socialista ha empezado a mentir, no ya sobre las Historia de España de hace un siglo, también sobre la de hace 10 minutos: ¿O es que no recuerdan ustedes las declaraciones de Arnaldo Otegi desvelando el “sinfín” de llamadas que había recibido del PSOE para lograr su voto?; ¿tampoco recuerdan ustedes la foto de la señora Idoia Mendía, copa en mano, brindando con Otegi?; ¿o es que piensan ustedes que Chivite logrará la presidencia de Navarra con la abstención de Bildu sin mediar palabra?; ¿qué pasará en la investidura de Sánchez? El Partido Socialista sí habla con Bildu, pero no con Vox; el Partido Socialista sí habla con los golpistas; pero no habla con Vox. Ése es el nivel de Pedro Sánchez.

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