El último balance de Sánchez

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El último balance de Sánchez

El presidente del Gobierno ha realizado un balance del año que todo indica que será el último que realice, a menos que consiga estirar la legislatura hasta enero de 2024, cosa muy discutible legalmente, o que quiera realizarlo en funciones, porque la tendencia de la práctica totalidad de las encuestas -salvo la del CIS, claro, que, desgraciadamente, tiene cada vez menos prestigio por el dirigismo con el que se ha marcado- deja claro que
Sánchez perderá las elecciones y ni siquiera podrá reeditar la mayoría Frankenstein con la que llegó a La Moncloa tras la moción de censura contra Rajoy. Esa amalgama no parece que consiga sumar escaños suficientes como para mantenerlo en la cabecera del banco azul y por eso trata ahora de copiar medidas propuestas por el PP, aunque las copie tarde y mal. Así, el cheque de 200 euros que ofrece a algunas familias es una medida a la desesperada, para tratar de atraer el voto de algunas personas, en lo que recuerda al caciquismo de la Restauración. Su bajada del IVA deja fuera a un buen grupo de productos y se produce tras muchos meses de subida de precios. Del mismo modo, se empeña en no modificar su política energética demagógica, que hace que el precio de la energía se incremente innecesariamente, al negarse a emplear la energía nuclear y el fracking.

La pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿los españoles, estamos mejor, igual o peor en este último año? ¿Mejor, igual o peor desde que gobierna Sánchez? Las respuestas a esas preguntas son las que deben marcar, basadas en argumentos y no en meras palabras, el diagnóstico.
En ese contexto, los precios se encuentran disparados: hacer la compra es cerca de un 40% más caro; poner la calefacción empieza a ser un lujo; y llenar el depósito del coche, casi un imposible para muchos. La inflación ha provocado una subida de tipos, que encarece las hipotecas entre 200 y
300 euros al mes, con lo que las familias tienen que dejar de consumir otras cosas o dejar de ahorrar. Las empresas también sufren un incremento del coste de financiación. El gasto público se dispara y la deuda se ha incrementado en 330.000 millones de euros desde que gobierna Sánchez, con más de 7.000 euros adicionales por persona.

Además, la economía española es de las pocas que se mantiene por debajo de su actividad real anterior a la pandemia, conservando su triste liderazgo en tasa de paro de toda la UE, el doble que la media, tanto en el índice general como en el juvenil. No es buen balance el que presenta Sánchez en el que puede ser el inicio de su último año de mandato. Quizás lo único positivo de todo ello es que, precisamente, cabe la esperanza de que dentro de un año pierda las elecciones y ya no sea presidente del Gobierno. Si sucede eso, será el punto de inflexión para tratar de enderezar el difícil
rumbo en el que dejará todo, también la economía.

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