Te congelo el sueldo, pero te presto mi canasta para jugar al baloncesto

Moncloa canasta

Pedro Sánchez se ha montado un torneo de baloncesto en el Palacio de la Moncloa y ha cedido, en un gesto de solidaridad sin precedentes, la canasta móvil de su familia, que costó 2.000 euros a las arcas públicas. El título del campeonato es de lo más sugerente: Moncloa Basket Leave, que hace falta ser cursi. Y el lema «Lo importante no es ganar, sino hacer ejercicio», que tampoco es que sea un prodigio de imaginación.

Que Pedro Sánchez ceda su canasta móvil para que los empleados del complejo presidencial hagan deporte es un gesto conmovedor, aunque no son pocos los que tirando de ironía piensan que lo que pretende el jefe del Ejecutivo es hacernos pasar por el aro y lo que reclaman es que el Gobierno les abone los atrasos y le suba el sueldo, que sigue congelado a estas alturas del año.

La convocatoria busca que la gente se conozca, pero también que pasen «un buen rato junto a compañeros y compañeras» de trabajo. Esto de socializar lo que es de todos -la canasta se compró con dinero público- no deja de ser un gesto propagandístico del personaje. Lo criticable, en todo caso, no es que Sánchez comparta su canasta, sino que se gastaran más de dos mil euros en el capricho del presidente.

La inscripción al campeonato puede hacerse a través de los ordenadores corporativos que están a disposición de los empleados y que está abierto a todos los trabajadores, entre los que se incluyen el personal de servicio de la limpieza, jardineros, informáticos, seguridad y funcionarios.

En total, se calcula que podrían participar hasta 2.700 personas. No se requiere destreza alguna para participar, pues «no importa tu nivel», según reza el mensaje instando a participar en la modalidad de 3×3, una variante que se juega a una sola canasta y con tres jugadores por equipo. Pedro Sánchez mantiene congelado el sueldo de los empleados públicos con la excusa de que no hay presupuestos, pero, eso sí, a los de Moncloa les invita a jugar al baloncesto. Qué hermoso gesto.

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