Sube & Baja, por Jaime Peñafiel: semana del 15 al 21 de septiembre de 2024
BAJA: Victoria Starmer
La mujer del premier británico, protagonista del primer gran escándalo desde su llegada a Downing Street, por recibir cuantiosos regalos personales en forma de numerosos vestidos de grandes marcas valorados en 11.8000 euros y unas gafas de 2.800. Tan desagradable hecho ha sido bautizado con el nombre de Wardrobegate. Estos regalos han servido para que Victoria haya podido renovar su vestuario y contar incluso con un asistente personal para las compras. También el primer ministro ha sido acusado de recibir cuantiosos regalos de lord Waheed Alli, millonario productor de televisión. A cambio de sus regalos, le ha sido permitido formar parte importante del equipo de Starmer. El escándalo está servido.
SUBE: Margarita Robles
La ministra de Defensa de Sánchez y la más independiente del Ejecutivo, con fama de «ir siempre por libre» según miembros del Gobierno. Lo ha demostrado calificando a Venezuela de lo que, desgraciadamente, es: «Una dictadura», palabra maldita que ha causado malestar en el Gobierno por «dar una baza al Partido Popular». Tampoco se puede olvidar aquella ocasión en la que, tras el reconocimiento de Palestina por parte de Sánchez, Margarita Robles declaró que «lo que está pasando en Gaza es un auténtico genocidio».
SUBE: Josep Borrell
El alto representante de Política Exterior de la Unión Europea, quien ha tenido el valor y coherencia de calificar al Gobierno de Nicolás Maduro como «un régimen dictatorial», a pesar de ser su mujer, Cristina Narbona, la presidenta del PSOE. Se trata de la primera vez que el responsable de coordinar la acción exterior de Bruselas define de esta manera a Venezuela, elevando así la presión sobre el Ejecutivo español. «Naturalmente, esto es un régimen dictatorial, autoritario» Tal afirmación está en línea con lo que declaró recientemente la ministra Robles.
BAJA: Ramón Santos
El embajador de España en Venezuela que ni se comportó ni viste como tal («una guayabera de lino arrugado con capucha y de color blanco») que permitió violar el territorio español, consintiendo el acceso, con todos los honores, de una persona como Delcy Rodríguez, que tiene prohibida la entrada en España y en el resto de la Unión Europea, además de otros, como su hermano, presidente de la Asamblea, y que ha pedido oficialmente la ruptura de relaciones entre España y Venezuela. A gente de esta calaña este embajador fue tan solícito que les ofreció hasta whisky Chivas. Y lo más grave, ser testigo, sin oponerse, de un infame chantaje al presidente electo, Edmundo González Urrutia, a quién se le obligó a firmar un polémico y vergonzoso documento reconociendo el «triunfo de Maduro» para poder exiliarse a España. Cierto es que el máximo responsable de este atropello es el presidente, Pedro Sánchez, y su ministro de Asuntos Exteriores. Por ello pedir la dimisión del indigno embajador, sería un brindis al sol.