Los separatistas te atracan hasta con el coronavirus

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Que los dirigentes de los partidos separatistas solo piensan en gastar dinero en el ‘procés’, y el resto le importa un comino, es un hecho evidente. Solo les interesa recaudar y subir impuestos para tener el dinero necesario para seguir con el desafío secesionista, y en regar con millones y millones de euros su red clientelar, la que le permite mantener la hegemonía en la vida social, académica, cultural y política en Cataluña.

Esta semana se ha hecho público que la Generalitat de Cataluña estaba perjudicando económicamente a la población de esta comunidad autónoma a costa del coronavirus, dado que el 061, el teléfono habilitado para que los ciudadanos pudieran preguntar sus dudas sobre esta afección, es de pago. Tan de pago que, según el operador telefónico que uno tuviera contratado, la llamada podía costar hasta catorce euros. Este era el importe para los clientes de algunas compañías de móvil en una llamada de duración media en los últimos días, que sobrepasaba la hora de espera. El negocio, redondo: pocos operadores, muchas consultas, el tiempo pasa y el taxímetro va corriendo.

Después del escándalo levantado, la Generalitat ha dado marcha atrás y este mismo jueves, tras semanas de alarma por el coronavirus, ha decidido que este teléfono sea gratuito. Y ha echado la culpa de todo a las empresas operadoras. Es lo típico del nacionalismo, el error es suyo, pero los responsables son siempre otros. Si desde el primer momento que estalló la crisis del coronavirus el gobierno autonómico de Quim Torra hubiera habilitado un número gratuito, nada hubiera pasado. No lo hizo y solo han reaccionado tras el escándalo público y ante la ola de indignación que se produjo. Forma parte de la lógica secesionista: “Si no es algo relacionado con el ‘procés’, no nos interesa y no le damos prioridad para gastar dinero”.

Crear un teléfono gratuito tenía un coste que debía asumir la Generalitat, y las prioridades económicas de Quim Torra, Pere Aragonès y los suyos eran otras. Es muy triste, pero es así de sencillo. ¿Cuántas llamadas por el coronavirus se podrían sufragar con lo que se ha gastado el gobierno autonómico catalán en subvencionar a los que defienden que Colón o Cervantes era catalán? ¿O en programas de TV3 realizados por productoras externas cuya principal temática es generar rencor hacia el resto de España? ¿O en ‘embajadas’ en el exterior para difundir entre los gobiernos extranjeros las bondades de una Cataluña independiente, y lo malo y remalo que es el ‘opresor’ Estado español? Para estas ‘cosillas’ nunca ha faltado dinero, ni se niegan asignaciones presupuestarias. Para atender a los ciudadanos angustiados por el coronavirus no había fondos, porque no era una prioridad.

Me temo que no tardaremos en escuchar teorías peregrinas para echar la culpa de lo que pase en Cataluña por el coronavirus a “España”, y echar balones fuera. Ya pasó después de los atentados terroristas de Las Ramblas, que se intentó tapar la ineficacia de los Ejecutivos de Ada Colau y Carles Puigdemont con explicaciones conspirativas acerca del malvado Estado español actuando en connivencia con islamistas radicales para desmovilizar el ‘procés’ separatista, en aquella época en plena efervescencia a pocos meses de la consulta del 1 de octubre.

Que la Generalitat de Cataluña haya actuado poco, mal y tarde se intentará pasar a segundo plano gracias al potente equipo de propaganda que el secesionismo ha desarrollado. Ojalá la pandemia tenga las mínimas consecuencias posibles, pero sean las que sean, volveremos a asistir a la enésima cortina de humo. Y en esto el separatismo es maestro, porque es capaz de dar la vuelta a cualquier situación. Es lo que tiene hacer política no con la razón, sino con las tripas. A tus convencidos puedes hacerle creer cualquier patraña. Llevan así desde 1980, y no les ha ido mal. Incluso han intentado dar un golpe de Estado y sus responsables ya están más fuera que dentro de la cárcel. ¿Por qué cambiar el método, si funciona tan bien?

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