Sánchez, vendrá la muerte y tendrá tus ojos

Sánchez, vendrá la muerte y tendrá tus ojos

Así inició Cesare Pavese su más célebre poema antes de suicidarse en Turín (1950), tras perder a su amor, la actriz yankee Constance Dowling, que se fue con otro. Como es la historia de un engaño, le dedico a Sánchez, que nos engaña a todos, el verso sublime del italiano que aparece en el título. Si aquella loca le defraudó, el del barrio de Tetuán tampoco se ha quedado atrás haciéndonos cabronadas. La vicetiple por golfa y el de Moncloa por falso son capaces de acabar con cualquiera. El poema vale tanto para una desquiciada como para un mentiroso. Los enajenados siempre nos conducen hacia el abismo. Recordemos en el párrafo siguiente, lo que Pavese sentenció en su inmortal poema.

“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, esta muerte que nos acompaña de la noche a la mañana, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un defecto absurdo. Tus ojos serán una vana palabra, un silencio, un grito acallado. Así los ves cada mañana cuando sola/o sobre ti misma/o te inclinas en el espejo. Oh querida esperanza, también ese día sabremos nosotros que eres la vida y eres la nada. Para todos tiene una mirada la vida, vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como abandonar un vicio, como contemplar en el espejo el resurgir de un rostro muerto o escuchar unos labios cerrados, mudos. Descenderemos en el remolino”.

Cada vez que veo el Aló presidente de Sánchez, su gélida mirada me transmite mala vibra y creo estar viendo los ojos de un muerto.

Junto a ti, Constance, junto a ti, Pedro, yacen innúmeras traiciones… Una lagarta en oferta invitó a Pavese, hombre puro, que creía en el amor, a quitarse la vida. Nuestro maniquí de ocasión prefiere arrojar España al precipicio de la ruina económica. Siete décadas separan a una tipa del XX de un chulo del XXI. Los dos harían muy buenas migas. Cosa normal, pues lo único que separa a unos tramposos es la verdad. Traspasar los enigmas del tiempo y poder seguir mintiendo, da un subidón, produce excitación estática entre los fantasmas.

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