Sánchez siembra vientos contra Milei y recoge tempestades

Sánchez Milei

Sin duda, Javier Milei ya tenía agendada su visita no oficial a España bastantes días antes de que el portavoz oficioso del sanchismo -ante todo «convivencial y respetuoso»- Óscar Puente, se refiriera a él durante un acto en la Escuela de formación (sic) de dirigentes socialistas de Salamanca, acusándole de «ingerir sustancias» antes o después  de un mitin suyo.

Es evidente que el ministro Puente se burlaba de él acusándole de que había mitineado bajo los efectos de haber consumido drogas, lo que no es una manera precisamente coloquial de referirse nada menos que al presidente de un país. Y Milei ha esperado su oportunidad para contestar a Sánchez.

En realidad, era una acusación inaceptable para referirse a cualquier persona, y tratándose del máximo dignatario de un país hermano, esa descalificación efectuada por un cualificado ministro de Sánchez, se convirtió en una cuestión de una particular gravedad muy dañina para unas adecuadas y beneficiosas relaciones bilaterales. No consta que el ministro fuera desautorizado públicamente por su reflexivo y moderado jefe, sino todo lo contrario, no pidió ningún tipo de disculpas por su incalificable acusación.

De «aquellos vientos vienen ahora estas tempestades», con la afirmación realizada por Milei en un mitin político en Madrid, invitado por Vox en presencia de miles de seguidores, y con líderes políticos destacados, entre otros la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni; el primer ministro húngaro, Viktor Orbán; y la francesa Marine Le Pen, entre otros. No es una cuestión menor que todos ellos son calificados de ultraderechistas, extremistas, xenófobos y similares calificativos, por los «moderados» regeneradores de la democracia, e integrantes del actual Frente Popular sanchista.

Sin duda, las palabras de Javier Milei son reprobables, inadecuadas e incompatibles con unas correctas relaciones entre gobiernos, que, como mínimo, requieren de respeto mutuo. La cuestión es que decir de él que es un drogadicto no es algo susceptible de ser considerado como respetuoso precisamente. Ahora Sánchez cínicamente se rasga las vestiduras, cuando fue él quien dio comienzo a este lamentable espectáculo que ha creado una crisis diplomática sin precedentes, y a cuenta ahora de la esposa del presidente del gobierno, cuya conducta personal o profesional no es en cualquier caso, una cuestión de Estado.

Ahora Sánchez cree haber encontrado en este lamentable episodio de unos y otros, un eje de campaña para las elecciones europeas, exigiendo incluso al PP a solidarizarse con él y reclamar una disculpa pública a Milei.

Ciertamente, este incidente es un paradigmático ejemplo del lodazal en el que se ha convertido la política últimamente, pero debería Sánchez, antes de quejarse amargamente, mirarse en el espejo para identificar el principal responsable de este lodazal de la política. No es él, el primer presidente de nuestro régimen constitucional que ha gobernado en situaciones difíciles, habiéndole precedido Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

Zapatero y Sánchez comparten el dudoso privilegio de haber accedido al Gobierno legalmente, pero en circunstancias singulares. Zapatero lo hizo tras el 11 M, el mayor atentado terrorista de Europa hasta aquel momento, la campaña fue suspendida mientras los socialistas se manifestaban ante las sedes del PP por toda España, acusando al gobierno de Aznar de ser el responsable de aquella tragedia.

Sin el 11 M, el PSOE no hubiera ganado aquellas elecciones. Sánchez fue derrotado estrepitosamente en las dos primeras elecciones como candidato socialista a la presidencia con 89 y 84 escaños, respectivamente, en las elecciones repetidas por primera vez desde 1977. Cesado por su partido para impedirle que hiciera lo que finalmente hizo accediendo a la Moncloa con la increíble cifra de 84 diputados, por debajo de la mitad de la mayoría absoluta de la Cámara necesaria para aprobar gran número de leyes.

Las últimas elecciones en 2023 fue derrotado, y vendió el desguace del Estado social y democrático de Derecho a cambio de que le permitieran seguir en la Moncloa. El actual Frente Popular sanchista, ha generado una crispación sin precedentes en la política española al estar compuesto por partidos comunistas y separatistas, con líderes que protagonizaron un golpe de Estado contra la Constitución jactándose tras ser indultados y presuntos amnistiados, que «lo volverán a hacer». Sánchez ha creado un muro contra la derecha y la «ultraderecha» y alguno como Milei, no le tiene miedo, ni pelos en la lengua. Y así estamos.

Lo último en Opinión

Últimas noticias