Sánchez pasará 2025 escondido detrás de Franco

Pedro Sánchez, Franco

Terminamos el año 2024 con la exclusiva de OKDIARIO por la que hemos sabido que Pedro Sánchez ha seleccionado como alto cargo a un imputado por falsificar firmas. Cuando Pedro García Navarro ejercía como director de una empresa logística, una empleada denunció que, estando ella de baja, se estaba suplantando su firma digital para rubricar documentos con relevancia aduanera, fiscal, sanitaria, de transportes y laboral, motivo por el que el pasado mes de septiembre García Navarro ha tenido que declarar como investigado en el Juzgado de Instrucción número 7 de Bilbao, a pesar de lo cual, Pedro Sánchez lo ha ascendido a principios de diciembre como nuevo director de Explotación de Puertos del Estado, organismo dependiente del Ministerio de Transportes de Óscar Puente, evidenciando claramente que este Gobierno se ríe de la Justicia y Pedro Sánchez considera que cometer delitos es un mérito imprescindible para estar a su lado.

Esta exclusiva es el mejor colofón que remata a la perfección el año en el que han salido a la luz todos los escándalos de corrupción con los que Pedro Sánchez está enfangado hasta las cejas. El presidente del Gobierno comenzó su ocupación de la Moncloa subiendo a su mujer y a sus amigotes en el Falcon y llevándoselos al Festival de Benicàssim para asistir a un concierto de The Killers, donde todos juntos se rieron a carcajadas de la impunidad con la que Sánchez se estaba desenvolviendo ante las noticias por las que estábamos conociendo que tenía un doctorado universitario Cum Fraude, logrado con una tesis fake que alguien había escrito para él, copiando textos de aquí y de allá. Y como comprobó que no le pasaba nada, a partir de ahí decidió ir a saco y sin disimular hasta terminar este 2024 rodeado de imputados por corrupción.

Hay quienes están seguros de que Pedro Sánchez no acabará este 2025 sin haber sido condenado por la justicia. Unos dicen que terminará entre rejas por su negligente gestión del Covid, que nos convirtió en el país del mundo con mayor número de muertos por habitantes y de contagios entre los sanitarios que luchaban contra el coronavirus. Otros aseguran que será su intencionadamente lenta actuación ante las inundaciones de Valencia la que dará con sus huesos en prisión. Hay quien opina que terminará pagando por ser El Uno de una trama que, durante la pandemia, se lucró vendiendo mascarillas defectuosas infladas de precio a las administraciones controladas por su Consejo de Ministros. Y la mayoría cree que terminará condenado por las ansias de relumbrón de una esposa y un hermano sin méritos ni ninguna gana de ganarse el pan honestamente. Yo lo que sé es que nuestra Justicia es tan lenta y garantista que para cuando se quieran sustanciar todos estos casos nos habremos comido ya unas cuantas docenas de uvas en Nochevieja.

Tampoco tengo ninguna confianza en que los votantes del PSOE hagan pagar a Sánchez por la corrupción, porque es algo que nunca ha ocurrido antes. Tanta basura como hoy salpica al Gobierno rodeó en su tiempo a Felipe González con Filesa y a Rodríguez Zapatero con los ERE, pero para ninguno de ellos supuso un significativo coste electoral y solamente se vieron afectados por las consecuencias sobre la población de la nefasta gestión socialista de la economía. El PSOE pierde votos sólo cuando termina de arruinar al país, mientras tanto sus votantes presumen de lo guapo y alto que es Pedro Sánchez y hasta dicen que no les importa que les robe con tal de que no gobierne la derecha. De lo que sí podemos estar seguros es de que 2025 será el año en el que los escándalos de corrupción no darán tregua a un Pedro Sánchez que ha hecho del delito un mérito para ascender junto a él y de que pasará sus 365 días escondido detrás de Franco.

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