Sánchez, adalid de la verdad

Sánchez, adalid de la verdad

Consejos para el estío. No haga caso de las maledicencias que sólo buscan derribar al Gobierno. Lo de todo es mentira, nada es verdad, ya no cuela. ¿Acaso Sánchez, no digo dos veces sino una vez, nos ha engañado? En su honor está desconocer el verbo timar. Nunca antes hubo en España un presidente tan pulcro que jamás embaucó a nadie ni falseó sus propias intenciones acerca del futuro. Hombres así, dotados de semejante lucidez y rectitud, se cuentan con los dedos de una mano en la historia de las naciones modernas. Ni Sir Winston Churchill le llega a la suela de los zapatos. Me atrevería a decir que Sánchez es un don de Dios, de no estar manipulado por Iglesias. Cuanto antes se deshaga de la fiera, más noble será el cisne y lucirá su esplendor. Más vale fiarse de gente preparada, como Nadia Calviño, vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos que va a disputar la presidencia del Eurogrupo. Eso es tener categoría y no las insensateces que propone a diario Iglesias

Giles Tremlett, corresponsal de The Guardian, tras recordar que “la primera respuesta del Gobierno español no fue acertada porque no se tomó la amenaza del virus lo suficientemente en serio y actuó tarde”, reconoce, sin tapujos, “que el éxito español es el resultado de un ejercicio agotador de solidaridad a nivel nacional entre 47 millones de personas”. Y afirma que los españoles destrozaron el estereotipo que dice que son anárquicos y que no respetan las normas porque cumplieron el encierro “con fuerza y disciplina”. Pero advierte que, “a medida que España abre sus fronteras, amenaza con convertirse en otra cosa: un choque de culturas Covid-19 en el que los españoles sólo pueden perder”. Hombre, Giles, con lo maravillosamente bien que nos estabas tratando, ¿era necesario que terminases la crónica al británico modo, de una forma tan cruel, gafándonos? Los ingleses sois incorregibles. Aun así, agradecemos tus malvadas intenciones.

Ofertas de verano. No escuche a esos ebrios agoreros del FMI que colocan a España “a la cabeza del hundimiento económico mundial” y reserve su hamaca cerca de donde rompen las olas, donde la brisa marina espanta el virus y los malos presagios. Mantenga la distancia de seguridad, lleve mascarilla hasta en la juerga y haga caso omiso de los aullidos de la hiena. No tolere las atrocidades que pretende hacernos creer este nuevo millonario, pues según él, todos los que no traguen con la voluntad de Podemos, cuantos no coincidan con sus diabólicos planes, son fascistas, siendo él, el líder del fascismo. Chávez, su ídolo, inició la destrucción de Venezuela cargándose el poder judicial y silenciando a la prensa. Iglesias le imita, presiona a los fiscales y pretende silenciar a la prensa libre. Dos totalitarios están en oferta por el mismo precio. La chusma podemita no cotiza en Bolsa, ama a Maduro y la Unión Europea pasa de la hiena.

Sánchez, adalid de la verdad, lo tiene muy fácil para prosperar en su cargo, si obliga a dimitir del Gobierno a Iglesias y a su pareja. Tras haber pactado la nueva normalidad con los constitucionalistas tiene mucho ganado. Le auguro un gran, fabuloso futuro en Moncloa, siempre que se deshaga de esos bichos. Con gente barata, no se llega a buen puerto.

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