El Rey y ese hombre en busca de lugar en la historia

Rey Sánchez
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Algunas fuentes sostienen que cuando el pasado día 20 de diciembre tuvo lugar la inauguración del tramo ferroviario de alta velocidad Madrid/Murcia a cargo del Rey Felipe VI y el presidente Sánchez, el Jefe del Estado y el primer ministro mantuvieron una tensa conversación que, encorajinado el segundo, provocó un comportamiento en forma de desaires y falta de nivel más propios de un niño malcriado que del primer ejecutivo de la nación.
No he podido confirmar los extremos, dada, además, la prudencia extrema con la que se conduce la Casa Real en estos asuntos, cuyo titular actual ha dado muestras de aguante, serenidad y sentido de saber cuál es su responsabilidad y de lo que se espera. Sin duda, en esos predios de la intolerancia y el abuso, Pedro Sánchez, cobra ventaja. Y lo sabe. Flota en el ambiente de los más encabronados con los procederes sanchistas, la idea de que el Rey debe fijar posición (ya lo hizo cuando la rebelión/sedición ultra independentista catalana), y en lo que pueda decir a los españoles lo que piensa acerca de la rendición del jefe de Gobierno ante sus socios disgregadores y complotados para acabar con el Estado. Piden a Felipe VI lo que no debe hacer, ni puede, al menos, en las circunstancias actuales. Para cualquier español medianamente informado resulta obvio lo que pasa por la cabeza del monarca y lo que puede pensar acerca del presidente.

La Constitución marca el terreno para uno y otro. El primero se aferra escrupulosamente al rol que le delimita la Carta Magna y se cubre a diario de argumentos en este sentido. Para el segundo, la Constitución es simplemente un reclamo cuando importa a sus intereses; el resto le importa tanto como una higa. Lleva cuatro años demostrando su desafecto, alentado por extremismos de todo tipo y condición. El primero piensa pasar a la Historia precisamente por rey constitucional; el segundo, como un coyuntural dirigente que pretende lo propio descuajeringando el Pacto del 78 y con un arma de gobierno fake: la mentira. Felipe VI sabe que Sánchez -si el sistema democrático no capota- es flor de un día y confía en la sensatez de la inmensa mayoría del pueblo español para no volver a las andadas. Los hechos de uno y de otro hablan por sí solos. El sanchismo distribuye a través de su poderosa brunete mediática la especie de que Cataluña está ahora mejor que cuando la «revolución de octubre». ¡Hombre, Sánchez, cuando se les da la razón, dinero y esperanza a los secesionistas… Faltaría más! Cuando entregas la cuchara a la avaricia anti histórica… Si Zelenski se levantara un día, llamara a Putin y le dijera que Ucrania entera pasa a manos del Kremlin, más que probablemente se acabaría la guerra en curso. ¡Hace falta ser taimado y perdedor!

P.D.: El mensaje navideño de esta Nochebuena del Rey a sus conciudadanos tiene ese aquel. Atentos a la pantalla.

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