¿Qué había en el teléfono móvil espiado a Sánchez?
Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno más débil de toda la historia de la democracia de España. Nunca antes había formado Gobierno un partido con solo 120 diputados, cuando se necesitan 175 para alcanzar cualquier mayoría. En su debilidad, Sánchez requiere del apoyo de comunistas, golpistas, proetarras y nacionalistas para sacar adelante la más insignificante reforma, teniendo que ceder cualquier cosa que se le exija a cambio. Por su debilidad, ha sido forzado a indultar a todos los condenados por el golpe de Estado del 1-O y a trasladar a cárceles del País Vasco a los pocos etarras a los que no ha puesto en libertad, transfiriendo la competencia de prisiones al País Vasco. Y su debilidad es el motivo por el que nos ha enfrentado a la vez con Argelia y Marruecos, los dos vecinos del norte de África con los que España había mantenido hasta ahora un difícil equilibrio.
La secuencia de los acontecimientos no deja lugar a dudas. En abril de 2021, seguramente forzado por sus socios de Gobierno comunistas, Pedro Sánchez se trajo a España en secreto, en un avión medicalizado, al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado de la Covid severa que padecía. El ex jefe de gabinete de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, declaró que ésta le advirtió de que si el tema salía a la luz «podrían peligrar las relaciones con otro país» al que no se había informado, en referencia a Marruecos. Un mes más tarde, en mayo, miles de inmigrantes ilegales asaltaron las fronteras de Ceuta y Melilla, alentados por las autoridades marroquíes y cuando a principios de junio de 2021 Ghali tomó un avión en Pamplona para volver a Argel pese a sus causas pendientes con la Justicia española, las autoridades marroquíes lo consideraron «una afrenta», amenazando con romper relaciones diplomáticas con España.
Hace un par de meses hemos sabido que, por aquellas fechas, entre mayo y junio de 2021, Pedro Sánchez fue espiado con el sistema Pegasus que permite acceder al contenido de los teléfonos móviles y del que sólo disponen los Estados. Algún Gobierno extranjero había obtenido así casi 3 gigabites del teléfono privado de Pedro Sánchez, sin que el Gobierno haya querido informar de qué tipo de información fue la espiada. El 1 de marzo de 2022, en una respuesta por escrito en el Congreso de los Diputados, el Gobierno fijó su posición sobre el Sáhara Occidental manteniendo la que ha defendido España constantemente los últimos 46 años: la solución negociada y acordada entre Marruecos y el Frente Polisario, en línea con las resoluciones de Naciones Unidas. Y sólo dos semanas más tarde, Pedro Sánchez por su cuenta y riesgo, sin informar a su Consejo de Ministros, ni al Congreso, ni al jefe del Estado, dio un giro de 180 grados y le entregó el Sáhara a Marruecos.
El presidente del Gobierno más débil de toda la historia de la democracia de España, sin el apoyo ni el consenso de nadie, por su única decisión, envió el 14 de marzo una carta a Mohamed VI que inmediatamente fue hecha pública por la Casa Real marroquí, en la que literalmente le dijo que “España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo.” Desde 1970 el diccionario de la RAE define “diferendo” como un americanismo usado en Cuba, que proviene del francés “différend” y significa diferencia, desacuerdo, discrepancia entre instituciones o Estados.
Resulta curioso que una carta firmada por Pedro Sánchez, plagada de faltas de ortografía y gramaticales, con evidentes errores de concordancia y en la que a nuestro ministro de Exteriores se le cambia el cargo por el de “Ministro de Asuntos Europeos”, incluya ese término de origen francés tan usado en Cuba como desconocido en España. Hay lingüistas que sospechan que la carta se escribió en francés, idioma oficial en Marruecos y fue traducida atropelladamente al español, sin ninguna supervisión.
¿Por qué tanta prisa? ¿Por qué no se consulta y ni siquiera se informa a nadie de un cambio de tanta trascendencia en la política exterior española? ¿Por qué España no ha conseguido absolutamente nada de Marruecos de este giro que nos ha enemistado con Argelia de una forma tan perjudicial para los intereses españoles? Todas estas preguntas sólo nos llevan a la definitiva pregunta final. ¿Qué había en el teléfono móvil espiado a Pedro Sánchez y qué será lo próximo que cederá a cambio de que no lo sepamos?
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