El separatismo ocultó durante un año el supuesto espionaje mientras negociaba los indultos con Sánchez
Las fuerzas separatistas en el Congreso de los Diputados están dispuestas a poner contra las cuerdas al Gobierno de Pedro Sánchez con el caso del supuesto espionaje a sus líderes con la herramienta Pegasus. Las actuales muestras públicas de indignación contrastan con el hecho de que al menos seis de los presuntos espiados fueron advertidos de ello ya en 2019 por la plataforma que ahora ha ampliado la lista de afectados. Sin embargo, sólo Roger Torrent lo admitió, después de que en 2020 se publicase en la prensa inglesa. Ninguno de los otros cinco, entre los que se encontraba la diputada de la CUP fugada a Suiza, Anna Gabriel, denunció públicamente el espionaje hasta que sus nombres salieron publicados. En aquel momento, el separatismo había iniciado la negociación con el PSOE para lograr los indultos a los golpistas presos del procés.
En la política no sólo es clave el qué, sino también el cuándo. Pese a que es ahora cuando el separatismo catalán está jaleando ese supuesto escándalo de espionaje, miembros destacados del separatismo catalán conocían ya desde el segundo semestre de 2019 que un Estado -España, presuntamente- había conseguido acceder a sus teléfonos móviles mediante la herramienta espía Pegasus, fabricada por la firma israelí de ciberseguridad NSO Group.
Fue la plataforma canadiense Citizen Lab, la misma que el pasado 18 de abril publicó un extenso informe con pruebas periciales sobre ese uso de Pegasus, la que en 2019 puso en conocimiento de seis representantes del separatismo que habían sido víctima de este spyware: Anna Gabriel, ex diputada de la CUP en el Parlamento catalán; Ernest Maragall, diputado de ERC del Parlamento catalán; Jordi Domingo, miembro de la Asamblea Nacional Catalan (ANC) y militante del PDeCAT; Sergi Miquel, miembro del Consell per la República; Y por último, Roger Torrent (ERC), ex presidente del Parlamento catalán.
Todos lo sabían
Recopilando: ERC, PDeCAT, CUP, ANC y el Consell per la República de Carles Puigdemont sabían desde 2019 que teléfonos de altos miembros de sus formaciones habían aparecido en la lista de 1.400 personas cuyos terminales móviles habrían sido presuntamente espiados. Sólo falta Ómnium Cultural para considerar informados a todos los actores del espectro independentista.
La constatación de que esa comunicación ocurrió se encuentra en el informe elaborado por Citizen Lab que ahora airea el separatismo en su cruzada contra el Centro Nacional de Inteligencia y las fuerzas de seguridad del Estado que investigaron los graves delitos cometidos antes, durante y después del referéndum ilegal del 1-O.
Revelación de WhatsApp
Los hechos se remontan a 2019. Ese año, la empresa de mensajería móvil estadounidense WhatsApp detecta un CVE en las tripas del código fuente de la aplicación. Una Common Vulnerabilities and Exposures, una brecha en el sistema a la que le ponen el número ‘3568’.
Esa brecha ‘3568’ revelaba la presencia de un ‘gusano’ con la firma de la empresa israelí NSO y apuntaba directamente al uso de Pegasus y Candiru, las dos herramientas informáticas capaces de acceder a un dispositivo y cuyo uso está específicamente restringido a personal de agencias de inteligencia gubernamental. Ni empresas ni gobiernos poco fiables pueden acceder a estas plataformas.
Citizen Lab -la plataforma que denuncia ahora el supuesto espionaje-, conocedora de esta brecha, se ofrece a colaborar con WhatsApp para poner en conocimiento este fallo de seguridad a la lista de 1.400 personas de todo el mundo afectadas. Entre ellas, los seis representantes del separatismo catalán citadas más arriba de estas líneas.
«Notificamos a varios catalanes y, en ese momento (2019), ninguno optó por hacerlo público», ha explicado Ronald Deibert, fundador de Citizen Lab y director de esta investigación.
Lo sabían desde 2019
En el propio informe elaborado por Citizen Lab figura esta circunstancia: en la lista completa de los 65 representantes del separatismo presuntamente espiados con Pegasus, la organización ha incluido un epígrafe titulado «2019 WhatsApp Pegasus Notification». Es decir, aquellos a quienes se les informó a lo largo de ese año. En los seis nombres citados más arriba aparece la palabra ‘yes’, confirmación de esa comunicación por parte de la plataforma canadiense.
Es decir, sabían desde 2019 que habían sido presuntamente espiados con una herramienta cuyo acceso sólo está permitido a ciertos estados, pero nadie dijo nada hasta junio de 2020. Quedó oculto en un cajón. Ni siquiera lo hicieron público ellos, sino que fue una investigación del diario británico The Guardian la que destapó la presencia de Roger Torrent entre la lista de supuestas víctimas de Pegasus. Tras ello, poco a poco fueron admitiéndolo otros afectados. Por orden: Ernest Maragall, Anna Gabriel, Jordi Domingo y Sergi Miquel.
Negociando indultos
Los motivos de por qué estos seis afectados no pusieron en conocimiento de las autoridades este espionaje ni hicieron público algo que podía provocar un terremoto político en España son desconocidos. Pero algunas circunstancias políticas de 2019 pueden resultar esclarecedoras.
El de 2019 fue el año electoral por excelencia en España, con dos elecciones generales (en abril y noviembre), en las que el PSOE de Pedro Sánchez -sin grandes mayorías a la vista- hizo encaje de bolillos para sacar adelante su investidura. Sobre la mesa de negociación estaban los indultos a los golpistas presos por el 1-O que los socialistas se mostraban reacios -al menos en público- a tramitar.
El hoy presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, defendía en noviembre de ese 2019 que el PSOE debería hacer «un gesto» previo a la investidura de Sánchez para «visualizar» su voluntad de acuerdo sobre Cataluña. De haberse revelado la trama de espionaje, la investidura de Sánchez podría haber naufragado.
El separatismo finalmente consiguió los gestos que reclamaba, traducidos en una mesa de diálogo con la Generalitat, de tú a tú, y después en los indultos a los presos golpistas de junio de 2021. Sea como fuese, a ninguna formación le interesó airear el supuesto espionaje entre mediados de 2019 y junio de 2020. Y cuando lo hizo por primera vez, no fue por intención propia.