Las Médulas podrían perder su estatus de Patrimonio de la Humanidad tras el devastador incendio
Las actuaciones futuras de recuperación deberían regirse por las recomendaciones de la UNESCO


Un informe publicado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) advierte de que, tras el incendio que ha arrasado gran parte del Parque Natural de Las Médulas en León, la UNESCO podría incluirlo en la lista de patrimonio mundial de la humanidad en peligro, el paso previo para su desclasificación, si no se toman las medidas adecuadas de manera «urgente».
Para evitar esta situación, el CSIC ha subrayado que el futuro del paraje pasa por un plan integral que preserve sus valores medioambientales y el patrimonio cultural.
El artículo firmado por los profesores Javier Sánchez-Palencia y Almudena Orejas y el científico Brais Currás, ha recalcado que la unión indisoluble de la riqueza vegetal y el legado histórico debe guiar los pasos de la recuperación del paraje, que debe contar con la participación activa de las poblaciones locales y de los grupos de expertos científicos.
Los autores recuerdan que los incendios iniciados el 9 y 10 de agosto la provincia leonesa en Yeres y Llamas de la Cabrera afectaron a este Parque Natural y a los canales de la red hidráulica que alimentaban la antigua mina romana, calcinando una gran parte de la zona que ocupa el Bien de Interés Cultural (BIC) y Patrimonio Mundial de Las Médulas.
«Esa visión integral del Bien de Interés Cultural y Patrimonio Mundial ha sido reducida a cenizas por las llamas. Sólo se ha salvado una pequeña parte de los castaños en el interior del sector 3, el principal de la mina, y las zonas ocupadas por los pueblos», se señala en el artículo.
Esta situación supone que el daño patrimonial causado no se reduce a la cobertura vegetal, que actuaba como protectora de todas las estructuras mineras, que ahora van a verse sometidas a una mayor erosión y degradación.
Además, y como señalan los profesores e investigadores, también se ha perdido un recurso crucial, «el llamado patrimonio cultural, tanto para sus habitantes, que viven allí y viven de él (de la restauración, del alojamiento o de la recogida y venta de castañas), como para los visitantes, que disfrutan de él».
Zona declarada BIC
Según las valoraciones más optimistas, todavía provisionales, la superficie quemada es de unas 1.500 hectáreas dentro sólo de la zona declarada BIC y Patrimonio Mundial (2.208 hectáreas).
A ello hay que unir la superficie mucho más extensa, cuyo alcance todavía no se ha calculado por estar el incendio aún activo, y que afecta a toda la red hidráulica construida por los romanos en la comarca de La Cabrera para abastecer de agua Las Médulas.
Un plan integral
El artículo también recoge, que las actuaciones futuras de recuperación deberían regirse por las recomendaciones de la UNESCO, es decir, la elaboración de un plan integral de gestión que aborde de forma integrada soluciones para la valoración, difusión y prevención de los bienes culturales y medioambientales.
Un plan que tendría que contar con la participación activa de las poblaciones locales; y que tenga en cuenta las visitas planificadas de carga controlada; el fomento de los usos tradicionales del suelo, incluyendo la ganadería extensiva, el mantenimiento del monte y los caminos.
A juicio de los investigadores, este abordaje integral requiere una planificación interdisciplinar, una adecuada dotación de medios humanos y técnicos y una gestión territorial integrada tanto de los actores institucionales como de los actores sociales y económicos de los distintos sectores, incluyendo la academia y las redes de expertos científicos.
Ejemplos intocables, pero en Francia
A diferencia de otros bienes culturales en riesgo no sólo como patrimonio natural, la UNESCO no se ha atrevido a retirar el estatus de Patrimonio Mundial a Notre Dame de París tras el incendio que devastó parte de la catedral en 2019. Aun cuando la estructura sufrió graves daños, se priorizó la reconstrucción y la protección de su valor histórico y artístico. Este precedente ha marcado la tendencia de la organización hacia la conservación, incluso ante catástrofes, lo que genera debate sobre cómo se podrían gestionar otros casos recientes, como los incendios en monumentos góticos y patrimonios en peligro en distintas partes del mundo.
La Catedral de León, famosa por sus impresionantes vidrieras consideradas entre las más importantes del mundo, ha estado históricamente perseguida por problemas estructurales y sufrió un incendio en la década de los años sesenta del pasado siglo (25 de mayo de 1966). Debido a estas intervenciones y trabajos de estabilización, la UNESCO no la ha incluido como Patrimonio de la Humanidad, a pesar de su valor artístico y cultural, reflejando cómo los daños y modificaciones pueden afectar el reconocimiento oficial de un monumento histórico, siendo español.