Los cazadores andaluces, en alerta por la expansión de una mosca hematófaga y parásita en gamos, corzos y ciervos
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En los últimos años, los cazadores andaluces han notado que algo no iba bien en las poblaciones de gamos, corzos y ciervos. Los animales se muestran más inquietos de lo habitual y presentan signos claros de incomodidad, como rascados frenéticos o una pérdida de peso que los expertos ya han empezado a monitorizar.
Este problema tiene ahora una explicación científica. El hallazgo reciente de una mosca hematófaga y parásita es la razón que explica el deterioro en la salud de estos animales y su expansión en el sur de la península preocupa a cazadores
Cazadores andaluces alertan sobre la mosca piojo en gamos, corzos y ciervos
Según el estudio publicado en Scientific Reports, la responsable es la mosca Lipoptena andaluciensis. Este insecto se alimenta de sangre y ha colonizado las sierras de Jaén, Cádiz, Sevilla y Huelva con una rapidez que nadie esperaba.
El trabajo señala que la prevalencia del parásito ha crecido de forma llamativa desde 2022, hasta alcanzar porcentajes superiores al 70% en los ejemplares analizados durante las campañas más recientes.
El corzo aparece como la especie más afectada, seguido del gamo y, en menor medida, del ciervo, una situación que encaja con las observaciones realizadas por los propios cazadores sobre el terreno.
Los investigadores indican que en algunos animales se han llegado a contabilizar decenas e incluso cientos de moscas en un solo ejemplar. Esta carga parasitaria provoca un picor constante, lesiones en la piel y un desgaste continuo. El animal se rasca de manera persistente, se muestra nervioso y reduce el tiempo dedicado a alimentarse y descansar, algo que acaba repercutiendo en su estado corporal.
Por otro lado, el estudio confirma que la actividad de esta mosca se prolonga durante gran parte del año. Los adultos con alas se detectan desde la primavera hasta el otoño, mientras que las formas sin alas permanecen sobre los animales durante meses. Esta continuidad facilita su asentamiento en el monte y explica por qué cada temporada se detecta con mayor frecuencia.
Los modelos de distribución incluidos en el trabajo apuntan, además, a que amplias zonas del sur y centro de la península reúnen condiciones favorables para el parásito. Vegetación densa, humedad en el suelo y temperaturas suaves crean un entorno propicio, especialmente en áreas con alta densidad de cérvidos.
Cómo es la mosca hematófaga que parasita en gamos, corzos y ciervos
La Lipoptena andaluciensis pertenece al grupo de las conocidas como moscas piojo. Se trata de insectos pequeños, de cuerpo aplanado y muy resistentes, con patas fuertes que les permiten desplazarse con facilidad entre el pelo del animal.
Su ciclo de vida resulta clave para entender el problema. Al nacer, estos insectos tienen alas y vuelan en busca de un hospedador. En cuanto se posan sobre un gamo, un corzo o un ciervo, pierden las alas y permanecen fijados al animal durante el resto de su vida, alimentándose exclusivamente de sangre.
Las zonas más afectadas en el animal suelen ser el vientre y el pecho, aunque en infestaciones fuertes pueden aparecer por todo el cuerpo. Además, las lesiones abiertas facilitan la aparición de infecciones secundarias.
Asimismo, algunos estudios advierten de que este tipo de parásitos puede portar bacterias de interés sanitario, lo que obliga a mantener una vigilancia constante.
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