La penumbra que llega

La penumbra que llega
La penumbra que llega

Los mensajes que emiten las ministras encargadas de la Energía y la Economía no son precisamente halagüeños. Por una vez, parece que abandonan el entusiasmo fatuo que nos han vendido durante los
cuatro años de poder, lo cual habla acerca de la dureza que nos aguarda.

Se suelen escudar en Putin, la UE, los coletazos de la pandemia, en la felonía de la oposición pero todo el que tiene ojos y oídos sabe que la crisis española se ha visto agravada por la existencia de un Gobierno dividido, manirroto e ineficaz donde cada sayo esconde su celemín. Lo reconocen –en privado, naturalmente- las mejores cabezas del Ejecutivo, que se quejan amargamente de que el “proyecto socialista” tiene escasamente que ver con los objetivos finales perseguidos por la podemia.

Viviremos peor, dicen. Tampoco es una novedad porque llevamos ya tiempo instalados en esa realidad que, evidentemente, irá a peor. A los sindicatos y al Gobierno (vienen a ser lo mismo) no se les ocurre otra cosa que movilizarse para dejar claro que los empresarios son unos facinerosos, chupasangres y responsables de todas las desgracias que sufre el país. ¡Craso error!, además de enorme injusticia. Así se empezó en otras latitudes donde el único patrón es el Estado.

La penumbra que viene –a todos los niveles- es responsabilidad del Gobierno. Al menos, en situaciones democráticas. Buscar el enfrentamiento desde el Gobierno y desde unos sindicatos comelangostinos con los que crean realmente riqueza en España es algo que no entenderá nadie en la Unión Europa y sólo coadyuvará a fijar aún más la imagen que de Sánchez y los ministros comunistas (dicen ellos que son comunistas, no me lo invento yo) se tiene por esos lares. La penumbra.

Más calor y más frío. Menos comida y menos gasolina. Más pobreza y menos progreso. Lo dicen ellos. ¿La culpa? De Alberto Núñez Feijóo y de Antonio Garamendi. Ya aparecerán otros.

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