Pedro Sánchez dimite en junio

Pedro Sánchez dimite

Pedro Sánchez va a dimitir en junio. No será por traicionar a la nación que dice servir, ni por cada retroceso en nuestra seguridad como mujeres, ni por entender que la Constitución es una mera hoja de sugerencias mutable a la que no merece la pena prestar atención.

Sánchez va a dimitir porque va a ascender. Concretamente, a presidente del Consejo Europeo, esa institución en la que inicialmente los líderes de todos los gobiernos de la Unión se reunían para aumentar nuestra competitividad económica y ahora lo hacen para acometer liberticidios incomprensibles.

Le explico el contexto. Cada legislatura europea dura cinco años, y en ella se decide la composición de tres instituciones: el Parlamento Europeo, que es el cuerpo «legislativo» que en realidad no tiene iniciativa legislativa porque la disfuncionalidad europea es impagable; la Comisión Europea, que sería el poder ejecutivo en el que hay un presidente y un colegio de comisarios que sería el equivalente a los ministros; y por último el Consejo, que es la representación de los Gobiernos de los Estados miembro.

Por esta cuestión de la transversalidad y las grandes coaliciones que existen en todas partes menos en España, y probablemente lo digo más aliviada que preocupada, en 2019 los tres grandes partidos europeos se repartieron los puestos más importantes. El Partido Popular Europeo se quedó con la presidencia de la Comisión, el Partido Socialdemócrata Europeo con la presidencia del Parlamento y el Partido Liberal con la presidencia del Consejo. Esa fue la negociación que lideró Pedro Sánchez en nombre de la familia socialista europea y así se mantendrá hasta las próximas elecciones.

En junio, cuando los europeos voten, se volverán a repartir todos los puestos y los distintos grupos políticos tendrán que decidir de nuevo qué le toca a cada quien. Teniendo en cuenta que el Partido Popular Europeo va a ser la fuerza más votada con diferencia, lo lógico es que Úrsula von der Leyen vuelva a asumir la presidencia de la Comisión como fuerza más votada y que, por tanto, liberales y socialistas se repartan los puestos que quedan: Parlamento y Consejo.

Hay toda una serie de particularidades procedimentales que a usted le aburriría leer tanto como a mí escribirlas, así que se lo resumo todo de forma sencilla: tiene más valor ser presidente del Consejo que serlo del Parlamento, porque la labor de representación de la Unión Europea recae sobre el primero. En otras palabras: hace cinco años le tomaron el pelo a Pedro Sánchez y los socialistas aceptaron menos de lo que les correspondía. Probablemente ocurrió por la inexperiencia de un recién llegado Sánchez, quizás porque el candidato liberal a presidente del Consejo era nada menos que el primer ministro de Bélgica o simplemente porque por aquel entonces Iván Redondo estaba más preocupado de las fotos en el Falcon que de esta cosa aburrida que es gestionar.

En cualquier caso, la capacidad de negociación del Sánchez de 2024 no es la de 2019, ni su situación en el gobierno es equiparable: ahora es todo un líder internacional que tiene un embrollo en el Congreso español por el que no va a poder aprobar ni una enmienda sin ceder un referéndum a Cataluña, una amnistía a ETA y la venta de Mallorca a Alemania. Salvó la Moncloa en unas elecciones heroicas pero su situación es de debilidad extrema. En estas condiciones, es imposible que el Gobierno aguante de forma agónica más de uno o dos años.

¿La solución perfecta? Negociar en Europa para sí mismo. Pedro Sánchez está en disposición de acceder a uno de los puestos políticos más relevantes del mundo, con un salario literalmente cinco veces por encima del actual, siendo un trampolín impagable para su futuro en la OTAN o en la ONU y convirtiéndose inmediatamente en el español que más alto ha llegado del panorama político internacional. Sería, además, el único presidente que ha dejado la Moncloa por la puerta grande después de que la corrupción acabara con González, el 11M mancillara el fin de Aznar, la crisis el de Zapatero y la moción de censura el de Rajoy.

La huida a Bruselas es la mejor opción para el legado personal de Sánchez y para deshacerse del lío en el que ha metido a España. No sería el presidente del referéndum ni el que asuma en las urnas el coste de la desgracia que el socialismo le ha hecho a España. Sería el español más importante de la historia europea.

Que encima salga ganando es una mala broma del destino, pero en cualquier caso es su salida. Guarden este texto para dentro de seis meses porque cuando asistan a la toma de posesión de la presidenta María Jesús Montero sabrán que, como siempre, en OKDIARIO lo leyeron primero.

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