Parece que Negreira sigue mandando seis años después

Negreira

No parece razonable -por aquello de evitar suspicacias y no extender más sombras de sospecha- que los responsables de arbitrar y pilotar el VAR del encuentro que hoy disputarán el Real Madrid y el Girona, clave para el futuro del campeonato liguero, sean precisamente dos de los clientes del hijo del que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros José María Enríquez Negreira, el mismo que durante años cobró del Barcelona por un supuesto asesoramiento que, en realidad, no era otra cosa que una forma de garantizar el favor arbitral al club azulgrana. En los últimos meses, en pleno escándalo por el caso Negreira, se ha sabido que Juan Martínez Munuera fue uno de los colegiados que pagó al hijo del ex vicepresidente del CTA. Su propio hermano declaró a la Guardia Civil que el árbitro contrató los servicios de coaching de Javier Enríquez. Y por si fuera poco, el otro colegiado designado para la sala de vídeo será Javier Alberola Rojas, árbitro cuyos pagos, entre noviembre de 2018 y diciembre de 2019, por importe de 7.400 euros al hijo de Negreira están recogidos en el sumario.

No tiene sentido que en el contexto actual sean Juan Martínez Munuera y Javier Alberola Rojas quienes estén a los mandos del partido, porque eso supone alimentar las dudas de muchos aficionados y sembrar más desconfianza en un momento en que los árbitros están siendo observados con lupa y cuestionados por su notable falta de criterio a la hora de tomar  decisiones. Cualquiera diría, visto lo visto, que Negreira sigue mandando seis años después, porque, si entre todos los candidatos los elegidos son dos colegiados con una probada vinculación con el hijo del principal protagonista del mayor escándalo de corrupción deportiva de la historia de España, no es de extrañar que el recelo -dejémoslo ahí- se haya instalado en el Real Madrid. Hay designaciones que en sí mismas son toda una provocación.

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