OKDIARIO puede dar fe de la «guerrilla»: Calvente no exagera
Las declaraciones del ex abogado de Podemos José Manuel Calvente ante el juez García-Castellón en relación con el caso Dina-Iglesias han puesto de manifiesto que el secretario general de la formación morada y vicepresidente segundo del Gobierno urdió un montaje para erigirse en víctima de un supuesto plan de las «cloacas del Estado» que se ha demostrado falso de toda falsedad. Iglesias no dudó en acusar a OKDIARIO y a su director, Eduardo Inda, de participar en una siniestra estrategia para destruirle políticamente y utilizó esa mentira como mantra recurrente en las elecciones de abril de 2019. Lo que hizo Iglesias, además de cometer un presunto delito de fraude procesal, es exhibir de forma grosera una miseria moral rayana en la indecencia.
Pero Calvente fue más allá al revelar ante el juez que Podemos tiene a sueldo una «guerrilla» para «cargarse a jueces y a todos los que les atacan», una acusación en sede judicial de enorme gravedad, pues lo que describe el ex abogado de la formación morada es un comportamiento propio de una organización criminal. Los métodos mafiosos denunciados por Calvente encuentran su reflejo diario en los ataques que jueces, periodistas y políticos reciben en las redes sociales por parte de una legión de fanáticos cuyos hilos -según el abogado- mueve esa «guerrilla» financiada al objeto de que los germinadores profesionales del odio cumplan con el objetivo de «marcar» y denigrar a los críticos y desafectos. Quien no se somete a los designios de Podemos se convierte en enemigo a batir y es condenado a una suerte de muerte civil.
Quienes han sufrido en sus carnes el ataque sistemático de la «guerrilla» de Podemos saben -sabemos- que Calvente no exagera. Este diario y su director, Eduardo Inda, han sido víctimas del siniestro acoso podemita y nos hacemos idea de lo que estará pasando el abogado que ha denunciado ante el juez los métodos totalitarios de la formación de Pablo Iglesias, quien, por otra parte, no ha inventado nada. Lo que está haciendo en España es lo mismo que el chavismo hace en Venezuela. Con la diferencia de que España sigue siendo -todavía-un Estado de Derecho. Resulta obvio que con Pablo Iglesias en la vicepresidencia segunda del Gobierno los riesgos de una involución democrática se multiplican.
No corren buenos tiempos, pero también es cierto que en momentos como éste el compromiso con la verdad nos obliga a redoblar los esfuerzos y a seguir denunciando -a costa de de ser acosados por la «guerrilla»- el peligro que para la convivencia representa Pablo Iglesias. Calvente y quienes sufren sus métodos saben perfectamente de lo que es capaz.