No es la gestación subrogada, es personal

Ana Obregón

Socialistas y comunistas del Gobierno y de sus partidos han salido en tromba a atacar a Ana Obregón de una forma feroz y despiadada usando como excusa la gestación subrogada, pero desde el primer momento se ha visto claro que la niña que ha adoptado en Miami para así convertirse en madre a los 68 años de edad no es más que el pretexto que estaban buscando todos ellos para arremeter contra la presentadora. La madrileña, que estaba muerta en vida desde el fallecimiento hace dos años de su hijo Álex Lequio, tras una dura lucha contra el cáncer, compartía la portada de ¡Hola! que recogía la noticia, añadiendo el comentario: «Ya nunca volveré a estar sola. He vuelto a vivir». Y pienses lo que pienses, es de bien nacidos alegrarse de que, por fin, haya encontrado la forma de superar tan duro trance.

Sin hacer juicios morales, quiero exponer algunos datos que es imprescindible tener en cuenta. Es cierto que cuando la recién nacida cumpla 18 años su madre tendrá ya 86 y que, si estudia una carrera universitaria, cuando la termine, Obregón habrá cumplido hace tiempo los 90, lo cual nadie puede decir que sea lo ideal. Pero también es verdad que hoy en día no es tan extraña la maternidad cerca de los 50, edad con la que Ana Rosa tuvo a sus mellizos. También fueron padres muy mayores Miguel Bosé, Carmen Thyssen y no hablemos del padre de Julio Iglesias, apodado Papuchi. Evidentemente, el dato fundamental para que todos ellos puedan permitirse ser padres a esta edad es el patrimonio que va a heredar sus hijos. Esta niña, objetivamente, se va a convertir en una privilegiada que jamás tendrá que preocuparse por los cuidados de su madre, porque su situación económica estará más que resuelta cuando ella falte. Esto es así, ninguno sabemos lo que vamos a vivir, cualquiera de nosotros puede dejar huérfanos en cualquier momento y pocos podemos confiar en que tendrán la vida resuelta como puede asegurar Ana.

Pero, como decía, la gestación subrogada o la edad de la madre son sólo las excusas que estaba buscando la izquierda para lanzarse como fieras sarnosas contra una celebridad que no ha desaprovechado ninguna ocasión de criticarles a ellos. En sus redes sociales Ana Obregón ha sido muy dura con Pedro Sánchez y sus socios de Podemos. Hace menos de dos meses cargó contra Irene Montero y el presidente por la polémica aplicación de la ley solo sí es sí: «Qué vergüenza!» le dijo a la ministra podemita. Y también «Irene Montero vete a la calle con los agresores sexuales que has libertado de prisión». Y etiquetando a Pedro Sánchez le dijo: «¡Sois culpables de que los violadores de niños y mujeres estén en la calle!». Y en plena celebración del 8M, protestando por la noticia de que el Gobierno no financia un medicamento contra el cáncer metastásico, escribió: «Pero destináis 587 millones al Ministerio de Igualdad de Irene Montero para liberar a abusadores sexuales. ¿Eso es feminismo?». Y como estas tiene muchas, por eso se la tenían jurada.

El sectarismo de estas críticas resulta evidente cuando se compara la sobreactuada reacción de socialistas y comunistas con el resto de casos de famosos españoles que han sido padres a través de la gestación subrogada. A los ya comentados casos de Carmen Cervera y Miguel Bosé hay que sumar los del cantante Miguel Poveda, el empresario Kike Sarasola, el colaborador de Sálvame Kiko Hernández, la influencer Tamara Gorro, el actor Javier Cámara, o el televisivo Quique Jiménez, Torito. Personajes jóvenes y mayores, homosexuales o heteros, de izquierdas o de derechas; pero ninguno de ellos ha sido atacado de una forma tan cruel como ha hecho la ministra Irene Montero en este caso, acusando a la presentadora de ejercer «violencia contra las mujeres» y abriendo la veda para que las redes sociales se pueblen de violentos ataques contra Ana Obregón.

Resulta ridículo ver a las mayores defensoras del aborto libre criticando el derecho de una madre a parir a su hija para darla en adopción. Sólo desde las más estrictas posiciones provida cabe alguna crítica moral no a la gestación subrogada en sí, sino a la fecundación in vitro como técnica reproductiva en la que se descartan gran cantidad de óvulos y embriones. Pero estas ultras de extrema izquierda que en las manifestaciones a favor del aborto portan pancartas con eslóganes como: «Mi cuerpo es mío, decido yo». «La libertad no se criminaliza». O «yo decido sobre mi cabello, mi peso, mi piel, mi útero, mi vida», deberían ser las primeras en quedarse calladitas cuando una mujer decide libremente usar su útero para traer al mundo una nueva vida tan deseada por otra mujer igual de libre.

Nunca es el qué, siempre es el quién. La izquierda sectaria y cruel ataca sarnosa a una Ana Obregón a la que se ve tan feliz que, sin la menor duda, está preparando su respuesta. A ella no la van a achantar, con su mejor sonrisa los va a poner a todos en su sitio, ya lo veréis.

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