Negar a sabiendas que Iglesias recibió 7,1 millones de Chávez es mentir
A estas alturas del partido, negar que Podemos ha tenido relación económica directa con la narco-dictadura de Venezuela implica realizar un mayúsculo ejercicio de distorsión con respecto a la más elemental realidad de las cosas. El propio Pablo Iglesias, el mismo que ahora niega cualquier vínculo, se ufanaba en público de “cabalgar” las contradicciones que implica recibir dinero de procedencia sucia para así alcanzar sus objetivos políticos.
La actual fase del asunto no es la de probar la referida cuestión, ciertamente menor si lo comparamos con todo el dinero que ha robado la narco-dictadura y con la expansión de pobreza y emigración que ha generado. La gravedad de los crímenes sucedidos en Venezuela bajo Hugo Chávez y Nicolás Maduro hace que el problema tenga una derivada estrictamente criminal, de escala mafiosa a nivel internacional, con la DEA norteamericana –la agencia antidroga de EE. UU.– plenamente implicada en el asunto.
Y esta gente –Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero– ¿son los que quieren regenerar España? ¿Los que se ufanan de proponer un cambio hacia un mundo más justo? Cuando no han tenido escrúpulo alguno en recibir un dinero así, cuando –ya en el rizo del despropósito– niegan sin rubor haberlo obtenido ante una pruebas abrumadoras, realizar ahora este acto de negación, decimos, es de un cinismo estremecedor. Para ponernos en situación, imaginemos por un instante qué sucedería si un partido constitucionalista hubiese sido financiado por la guerrilla de las FARC. El escándalo, con toda lógica, sería mayúsculo; y es que lo de FILESA y MATESA, al lado de una historia así, sería un mero juego de niños. Todavía se queja Iglesias de la supuesta caza policial… ¿Pero no se dará cuenta de que, en realidad, el tratamiento recibido ha sido de manga ancha y laissez faire? Entonces, convenía; lo de ahora es la medida justa del talento.