Mohamed VI deja KO a Sánchez
Cabronada por cabronada. Juego sucio contra juego sucio. El rey de Marruecos ha devuelto la afrenta del presidente español. Sus peones inútiles, Laya y Marlaska, culpables del conflicto, deberían dimitir. Si le tocas los huevos a un león, lo normal es que el bicho te muerda. ¿De qué se sorprende el maniquí, sabiendo que sus agentes duchos en chapuzas le daban asilo, con salvoconducto falso, a Brahin Ghali, líder del Frente Polisario y feroz enemigo del sultán alauí? Donde las dan las toman. Ojo por ojo, diente por diente. Tú, Sánchez, alborotas el Sáhara y yo, rey, pongo Ceuta patas arriba. Ni más, ni menos. Llamadlo crisis diplomática o fracaso de gestión. En realidad, es un intercambio de cabronadas que alentó el podrido cerebro de Iglesias en 2020, cuando ensalzó a Ghali y llamó criminal al monarca de los marroquíes. El Gobierno socialcomunista tiene la culpa de cuanto está ocurriendo en las ciudades españolas de África.
Inda da en el clavo: “Si haces gilipolítica como Sánchez, Marruecos te la lía”. En USA también se mofan del ególatra -no de España- y lo comparan con Forrest Gump. El maniquí es el hazmerreír de todas las cancillerías europeas y preocupa muy seriamente su desequilibrio mental. Casado se suma a los elogios, recordándole al de Moncloa que “le queda grande el Gobierno”. Pero el fantoche ni se inmuta, su vacuo ego está blindado contra las verdades y las ofensas. El rey Mohamed VI deja KO a Sánchez, demostrando que nuestra política exterior es un auténtico desastre. En el palacio de Santa Cruz, los diplomáticos de carrera, con los que todavía cuenta España, no como Laya, que jamás pasó por la Escuela Diplomática, condenan su nulo tacto e indescriptible ineptitud para resolver asuntos internacionales. Salvo Robles, el resto de los ministros del socialcomunismo son un deshecho de tienta. Sólo sirven para complicar mucho las cosas.
Los ministerios y las “ministerias” del tal Sánchez dan pena, apenas valen para que nos riamos de su histérico lenguaje inclusivo. Como Felipe VI no hable con Mohamed VI y entre los dos pacten una paz territorial que anestesie el drama ceutí y salve a miles de niños que andan a la búsqueda de un sueño, echaremos en falta a Juan Carlos I, denostado por Sánchez y sus impresentables socios, pues aquel rey solucionaba cualquier avería entre España y Marruecos fundiéndose en un abrazo fraternal con Hasan II.
Lo único positivo de toda esta sucia tragedia, provocada por un lote de ineptos, es que España siempre podrá contar con la Guardia Civil y la Legión, fuerzas de vigilancia y de choque que nunca defraudan. Ahora que Sánchez está fuera de sus cabales, muy atareado con su proyecto de ciencia ficción, “Una odisea en La Moncloa para 2050”, conviene tener militares serios que puedan escoltarlo al manicomio.