Las mentiras y bobadas de Ada Colau
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, sacó pecho en Twitter por «multar por primera vez a un portal inmobilario por prácticas discriminatorias», a raíz de la publicación en Idealista de un anuncio en el que el propietario pedía inquilinos españoles. Aparte de ignorancia, Colau miente: primero, porque Idealista es prestadora de un servicio y el régimen de responsabilidad que se le aplica, según la legislación vigente, establece con carácter general que no es responsable de la información que publican los anunciantes, salvo que se tenga conocimiento efectivo de la ilicitud del contenido. Y segundo, porque el caso está todavía en fase de instrucción, por lo que caben alegaciones. Es decir, falta a la verdad al anunciar una multa, y abre expediente sancionador a quien no es responsable de irregularidad alguna.
Pero más allá de las mentiras e ignorancia de Colau, lo que resulta intolerable es que la alcaldesa señale en las redes sociales a una empresa y la acuse de prácticas discriminatorias cuando el expediente aún no se ha cerrado. Algo tendrá que ver que Idealista haya criticado las políticas inmobiliarias de la alcaldesa de Barcelona. Es decir, que Colau se inventa una historia y trata de estigmatizar a una compañía utilizando las instituciones públicas y los procedimientos administrativos para el desprestigio sin fundamento legal de la reputación de una empresa privada. Las prácticas de Colau están inspiradas en el chavismo. En venganza por las críticas vertidas por un portal inmobiliario contra sus políticas, la alcaldesa de Barcelona se venga tratando de denigrarla en las redes sociales.
El anuncio que presuntamente ha dado base a la apertura del expediente, que Idealista ha conocido exclusivamente tras ser difundido en los medios de comunicación, fue publicado por una agencia inmobiliaria, estuvo activo en torno a una semana y no fue denunciado como discriminatorio por ninguno de los 600 usuarios que lo vieron, que no activaron el proceso de revisión manual del contenido por considerarlo inapropiado. Tampoco ningún organismo, ni siquiera el Ayuntamiento de Barcelona, comunicó la ilicitud del anuncio ni solicitó su retirada antes de proceder a un expediente sancionador y filtrar su contenido a los medios de comunicación.
Solo le ha faltado decir aquello que decía Hugo Chaves. Ya saben: «¡Exprópiese!»