Más vale tarde que nunca

Más vale tarde que nunca

A la tercera puede ser la vencida. El mayor Josep Lluís Trapero ha de pagar por las consecuencias de sus actos. La activa inacción de los Mossos fue clave para provocar el momento más delicado de la historia reciente de España tras el golpe de Estado del 23-F. Hasta el momento, tanto el trabajo de la Fiscalía como el de Carmen Lamela ha sido impecable. El Ministerio Público mantendrá por segunda vez su solicitud de prisión. Por parte de la jueza, su esmerado desempeño ha estado siempre orientado a no dar un solo argumento al sempiterno victimismo independentista. El procedimiento, a pesar de dilatarse en el tiempo, ha sido impecable. No obstante, y con la nueva petición de prisión sin fianza, el destino de Trapero no puede ser otro que el presidio. No sólo por lo ocurrido durante el 1-O, también por el espionaje de los Mossos y por la destrucción de documento. Lamela tiene ahora muchos más indicios delictivos del agente en cuestión que la última vez que lo llamó a declarar.

La inacción deliberada de los Mossos fue tan alarmante que puede acarrearle dos delitos de sedición a Trapero. El primero, por el asedio a la sede de la Consejería de Economía durante la noche del 20 de septiembre. El segundo —el que más puede pesar y por el que declarará otra vez en la Audiencia Nacional— por el comportamiento vergonzoso que tuvieron los agentes durante el referéndum ilegal del 1 de octubre. Fechas, todas ellas, que sitúan a Trapero en el centro de la escena como una de las manos que movieron la cuna del independentismo. La propia juez Lamela sostiene que la actividad del mayor estaba orientada a «facilitar la celebración del referéndum y con ello la proclamación de una república catalana». Y no sólo eso, además está el espionaje al sector constitucionalista, información que OKDIARIO ha dado puntualmente.

Un actividad que choca frontalmente contra el Código Penal y que supuso una ayuda fundamental para que los golpistas consumaran su ataque contra España. Trapero, por tanto, tiene pocos destinos posibles más allá de prisión. Si la última vez le impusieron medidas cautelares con la retirada del pasaporte así como su comparecencia quincenal en el Juzgado —y había muchos menos indicios que ahora— lo lógico es que la petición de prisión sin fianza que hace de nuevo la Fiscalía sea respaldada esta vez por la juez. Los Mossos se comportaron como un cuerpo policial bananero con la inacción programada e intencionada de 4.000 de sus hombres. Se saltaron por completo sus obligaciones y dejaron a policías y guardias civiles en negligente minoría y, lo que es peor, pusieron en riesgo la seguridad ciudadana. Trapero estaba al mando… blanco y en botella.

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