Más memoria: cuando Largo Caballero quería una dictadura stalinista

Más memoria: cuando Largo Caballero quería una dictadura stalinista
Más memoria: cuando Largo Caballero quería una dictadura stalinista

Dicen, porque es cierto, que Sánchez ha concedido 200.000 euros que no son suyos (simplemente, administrador infiel), para financiar una exposición a mayor honra y gloria de Francisco Largo Caballero, que fue dirigente del PSOE y de la UGT poco antes de estallar la Guerra Civil. Los historiadores más objetivos –incluyendo al norteamericano Gabriel Jackson y a los británicos John Elliot, Thomas y Paul Preston- le consideran uno de los responsables directos de aquella tragedia histórica.

Quizá, las líneas más sentenciadoras sobre aquel personaje nefasto (así lo consideraba también Indalecio Prieto, su cruel enemigo interno), las haya escrito Salvador de Madariaga, liberal y profesor de la Universidad de Oxford. Esto le dijo en una ocasión a Luis María Ansón, que lo tiene acreditado: «Abandoné España en 1936 porque no quería vivir en una dictadura y nuestra nación estaba abocada a la dictadura del proletariado, es decir, el comunismo, por un lado, y el fascismo por otro…».

Es un hecho tan cierto como descriptible. Largo, como le llamaba el historiador Tusell, era un profundo admirador de Joseph Stalin, su agente en España (según Ansón), el líder socialista radicalizado que buscó desesperadamente lo que consiguió: enfrentar España a muerte por garrotazos entre hermano contra hermano. Sostiene el periodista citado –gran conocedor de ese triste periodo español- que el fanatismo de Largo llegó a tal extremo que el feroz y criminal dictador ruso le aconsejó por escrito que se condujera con “mayor moderación…”.

El que suscribe este comentario periodístico le tiene oído en diversas ocasiones hablar a Felipe González –socialdemócrata a fuer de liberal- sobre la pugna interna en el PSOE de aquellos terribles años entre Largo y Prieto. Más o menos viene a decir que el triunfo del primero frente a las tesis más moderadas del segundo propició la tragedia.

No me gusta dar consejos a nadie; menos a un estadista como Sánchez. Sólo digo que además de mirarse al espejo cada día, debería dedicar algunas horas al estudio. Entre otras cosas a conocer la historia reciente de su partido y de su país.

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