Hablando de chusma
Ni una verdad, sólo trampas. El discurso de Pedro Sánchez, bla, bla, bla, está vacío de contenido y lleno de mentiras. «Es tan necio que no entiende lo que está diciendo» (Oscar Wilde). Con una alta idea de sí mismo y la hipertrofia del yo, actitud a todas luces narcisista, es un fanático de reflexión fría que, una vez en el poder, quiere vengarse de la sociedad que jamás le admiró. De ahí que odie a la gente normal y se rodee de gentuza. Su mala educación y falta de empatía no dan para más.
Hablando de chusma, ¿por qué Sánchez eligió a Armengol para presidir el Congreso, si fue la que prohibió el español en las aulas de Baleares, la que apoyó un referéndum para acabar con la Monarquía y defendió un «referéndum pactado» en Cataluña? Entre sus méritos destacan el follón de las menores prostituidas e irse de copas en plena pandemia. Al chulo de Tetuán no le importa el ridículo y se pasea por Marrakech luciendo camisetas de Hawái. Si quiere degradar la calidad democrática del Parlamento, ahí está la nefasta Armengol y otras sumisas de su pelaje.
Si Sánchez sueña con que el prófugo le facilitará la investidura ya puede seguir soñando. Puigdemont es un forajido en fuga y sabe que no puede fiarse del zumbado de la Moncloa, porque siempre miente: la mentira es su divisa. En cambio, un prófugo por conflicto, como Puigdemont, siempre cumple con la palabra dada. Es un romántico, al contrario que Sánchez, que carece de principios.
Vivíamos mejor sin este desalmado, que acaba de regalar España a los separatistas que le mantienen en Moncloa y cuyo plan es romper nuestra nación y destronar al Rey Felipe VI. Sánchez nació bajo una carreta -valga la triste metáfora- y no llegará más alto. Además del pésimo trato que dio a los españoles, nos deja el récord histórico de la deuda pública: ¡1,57 billones!, para que no olvidemos al gachó. Vivirá sus últimos días aciagos, señalado como traidor. Lo merece porque es un ser nocivo.
Temas:
- Pedro Sánchez