Guardiola: para este viaje no hacía falta montar semejante pollo
Poco después de que las urnas otorgasen a la derecha balear una victoria histórica, 34 escaños cuando la mayoría absoluta está en 30, lo primero que hizo la popular Marga Prohens fue coger su Iphone, buscar en la agenda a Alfonso Fernández Mañueco, su igual en Castilla y León, y marcar su número:
—Alfonso, tú que has tenido que lidiar con los de Vox, ¿qué estrategia me recomiendas que siga?—.
—Negociar en silencio, Marga, negociar en silencio. Es el único secreto del éxito—.
A la nueva presidenta de las Islas, larga y lista como los ratones coloraos, no le hizo falta pedir más explicaciones:
—Tomo nota, Alfonso, me pongo a ello, muchísimas gracias—.
Dicho y hecho. La de Campos se calzó el disfraz de negociadora, dijo desde el minuto 1 que los de Abascal no entrarían en su Govern porque al haber obtenido más escaños que toda la izquierda junta no los necesitaba para sacar adelante la investidura y ha actuado en consecuencia. Eso sí: siempre echando mano de esa fórmula Mañueco en la que predominan los sonidos del silencio. De su boca no ha salido una invectiva ni una palabra más alta que otra. Respeto, respeto, respeto. Silencio, silencio, silencio.
Consecuencia: el miércoles pasado, un mes exacto después de las autonómicas, hubo fumata blanca. Esta licenciada en Traducción e Interpretación que habla a la perfección inglés y alemán será la Papisa de Baleares y los verdes presidirán el Parlamento autonómico y tendrán consejerías en las instituciones insulares de Mallorca y Menorca. Mano a mano con la cumplidora, estajanovista y rigurosa negociadora nacional de Vox, Montse Lluis, ha cumplido el mandato de la mayoría natural de las Islas, que ordenó botar a esa independentista travestida de socialista que es Francina Armengol, finiquitar la dictadura lingüística y derogar el impuesto de Donaciones, el que grava a los muertos y bajar el tramo autonómico del IRPF. Dicho y hecho.
Guardiola ha logrado por deméritos propios convertirse en la política más famosa del país y la más odiada por el centroderecha y la derecha
La Dama de Hierro balear se ha movido sin hacer ruido y respetando escrupulosamente a quienes se sentaban al otro lado de la mesa. Dando, incluso, instrucciones a los suyos de que estaban terminantemente prohibidas las provocaciones. Cómo serán las cosas que desde la calle Bambú, cuartel general nacional de Vox, se elogia su talante: «Con Prohens da gusto negociar, es una tipa seria».
El «con Prohens da gusto negociar» contiene obviamente una implícita pullita a la que será la primera presidenta de Extremadura, una María Guardiola que ha conseguido por deméritos propios convertirse en la política más famosa de España y, desde luego, en la más odiada por el centroderecha y la derecha. Es decir, por los suyos y los que antaño eran los suyos. De locos. Cómo serán las cosas que el viernes pasado, en el exterior de la Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid, la llamaron de todo y por su orden. Lo más fuerte que le dijeron fue «¡sinvergüenza!», amén de acordarse de su parentela; lo más light, «¡cierra el pacto con Vox de una puta vez!».
En el interior tampoco salió bien librada: Esperanza Aguirre le recordó que sus antagonistas eran hace no tanto del PP y le recomendó que cerrase la entente ya para no perjudicar más a Alberto Núñez Feijóo. Ayuso no necesitó trasladarle nada porque se lo dijo todo con el careto que le dibujó cuando le pidió hacerse una foto. El rostro de la presidenta de Madrid era todo un poema. Pese a que están cabreados como monos, Mañueco y Mazón, que en el imaginario guardiolesco deben ser unos peligrosísimos joseantonianos porque han metido a Vox en sus consejos de gobierno, no le leyeron la cartilla porque entienden que el pollo que ha montado Guardiola sólo tiene un vencedor: Pedro Sánchez. Y no están por la labor de darle hilo a esta estúpida cometa.
La calma chicha en las Islas contrasta con el tsunami que ha presidido el toma y daca extremeño. La hiperventilada María Guardiola, a la que nadie le ha debido recordar que en política triunfa siempre la sangre fría, optó por la misma fórmula que Prohens pero al revés: se dedicó a menospreciar a los señores, señoras y señoros de Vox desde el mismo instante en que se conoció el veredicto de las urnas. Olvidaba un pequeño gran detalle: ella no había ganado las elecciones, Prohens, sí. Bueno, al igual que Mazón, Azcón y López Miras que sí derrotaron al PSOE. Y en el caso de la balear no precisaba del voto afirmativo de Vox toda vez que, como he subrayado antes, se había anotado más escaños que todos los malos de la izquierda juntos. Le bastaba con la abstención, cosa que no ocurre con Guardiola, que los necesita sí o sí. Algo tan elemental que demuestra que no es tan espabilada como pensábamos.
La candidata del PP en Extremadura se dedicó a menospreciar a Vox desde el mismo instante en que se conoció el veredicto de las urnas
En lugar de tomarse un par de tilas y reconducir las negociaciones con Vox lavando los trapos sucios en casa, y tal vez llamar a los mañuecos, ayusos y juanmas de turno, que de momento saben más que ella de la cosa autonómica y de bregar con Vox, la cacereña decidió aplicar la táctica del elefante en la cacharrería. El punto culminante fue una parrafada contra Vox que ni Podemos, Bildu y ERC hubieran mejorado: «Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a aquéllos que niegan la violencia machista, a quienes deshumanizan a los inmigrantes y tiran a la papelera la bandera LGTBI». «Yo creo», abundó, «en una Extremadura inclusiva, moderna, respetuosa y solidaria». Uno no sabía si estaba hablando la zumbada de Irene Montero o una representante del gran partido liberal español.
Como no le debía parecer suficiente, y estaba crecida por los aplausos de Podemos, el PSOE, El País, la Ser, Público, La Sexta y los Wyoming y los Évoles de la vida, optó por echar más leña al fuego. «Vox ha antepuesto sus ansias de poder y su soberbia al cambio, una cosa es negociar y otra, mercadear. Yo no voy a regalar consejerías ni a entrar en batallas culturales que están superadas», agregó Pam Rodríguez, perdón, María Guardiola.
Sobra decir que la erupción del Vesubio que arrasó Pompeya constituyó un juego de niños al lado del cristo que provocó la presidenta del PP extremeño entre la derecha sociológica intra y extramuros. Una sujeta que llegó a lo más alto del poder orgánico regional digitada por su paisano Alberto Casero, el espabilao con cara de espabilao que salvó la vida a Sánchez votando a favor de la reforma laboral de Yolanda Díaz. Casero, que se suele marear a la hora de votar, fue secretario de Organización del casadismo y mano derecha del lanzaaceitunas Teodoro García Egea. Para colmo, está imputado en el Supremo por corrupción.
No quedaron ahí las afrentas de una Guardiola tan chula como su homónimo Pep. «Me comprometo a no meter a Vox en el Gobierno de mi tierra», insistió, ya pelín pelmaza, «ni antes ni después de las generales». Por si acaso quedaban dudas, remachó: «Lo descarto absolutamente». Pronto supimos por qué jugaba a ser la Ayuso roja del PP, claro que para ser Ayuso, roja, azul, verde o morada, tendría que volver a nacer 700 veces.
La erupción del Vesubio que arrasó Pompeya fue un juego de niños al lado del cristo que provocó Guardiola entre la derecha sociológica
Su gurú era Santiago Martínez-Vares, un tonto con balcones a la calle que va de contertulio de derechas pero siempre da la razón a la izquierda y cuanto más extrema es, más se pone de su lado. Un tipo cuyo gran mérito es haber llevado al abismo a todos los políticos que ha asesorado. Un personaje que sabe de asesoría política lo mismo que yo de física cuántica. Un pobre hombre que, para suerte de Guardiola, cayó teóricamente el domingo pasado cuando OKDIARIO publicó un audio en el que el consejero áulico volvía a hacer amigos en plena crisis: «Cuando atacan a mi hijo y a mi padre, cruzan líneas. Santiago Abascal se va a arrepentir, se va a arrepentir, le puedes enseñar las muescas que tengo en el revólver, tengo unas pocas, todo el caso Mercasevilla, los ERE… Ahora voy a por él, a por él, a partir de hoy no tengo otra obsesión que acabar con Vox y recuerda, soy muy bueno haciendo lo que hago, muy bueno». Eso sí, este Billy El Niño de pacotilla tiene una imaginación calenturienta: ni los escándalos de Mercasevilla ni los ERE llevan su copyright, ni Vox ni Abascal se han metido con su padre, ex magistrado del Constitucional, ni con su vástago.
Nuestro periódico descubrió que otro de los asesores guardiolescos, el hijísimo de Martínez-Vares, había loado el salvaje ataque de los escoltas de Pablo Iglesias y decenas de podemitas al mitin de Vox en Vallecas durante la campaña electoral de las autonómicas madrileñas de 2021. El otro Martínez-Vares asesor de Guardiola llamaba «héroes de barrio» a los hijos de perra que atacaron a pedradas, puñetazos y batazos de béisbol el acto de los verdes en la denominada Plaza Roja vallecana. «Es normal que te pongas burro, que te la traiga al pairo que en democracia cualquier partido puede desplegar su hipocresía donde le venga en gana», apuntaba en su blog. Y culpaba a «los fascistas de tensar la cuerda de la democracia». Vamos, que Vox fue a provocar a Vallecas.
El drama para España es que el incuestionable daño que ha hecho Guardiola a Feijóo se proyecta ya en la intención de voto del 23J
Esta gentuza era la que construía los mensajes, el relato y la puesta en escena de María Guardiola. Sólo así se explica su venalidad a la hora de tratar con Vox. Ahora donde dijo «digo», dice «Diego» metiendo a los «machistas», «racistas», «xenófobos» y «homófobos» de Vox en su Ejecutivo. Y, encima, el precio que le han puesto sus ahora socios es irrisorio: una Consejería de ¡Mundo Rural! Se ha tenido que comer su verborrea con patatas quedando como una indocumentada de padre y muy señor mío y políticamente tocada para mucho tiempo, si no para siempre. Mucho tendrá que cambiar si quiere remontar el viaje al abismo que emprendió hace un mes.
El drama para España es que el incuestionable daño que ha hecho a Alberto Núñez Feijóo, la gran esperanza de cambio, se proyecta ya en la intención de voto de unas generales a 21 días vista. En la encuesta que publicará mañana este periódico y en la media que hace Electomanía, se estrecha el margen de la suma del PP con los malvados fascistas de Vox. Hace un mes se aproximaban a los 190 y ahora se acercan a los 175 que los dejarían a las puertas del vuelco que pide a gritos una España harta de un Sánchez que libera violadores, pederastas y abusadores, que va de la mano de ETA y los golpistas catalanes y que tiene a los sicarios de Maduro en el Consejo de Ministros. No creo que la sangre llegue al río, es más, estimo que se trata de un diente de sierra provocado por ese fratricidio que tanto odian los votantes de derechas. El ánimo en la calle es claro y las tendencias electorales es harto complicado revertirlas. Pero una cosa ten clara, Guardiola, si finalmente el sátrapa se sale con la suya, no te lo perdonaremos jamás. Que diría Cayetana Álvarez de Toledo.
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