Para ganarse la vida: o funcionario o político

Para ganarse la vida: o funcionario o político
  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Aquí nadie va a querer poner una empresa. Los trabajadores públicos ganan más, en promedio, que el sector privado. Estos días estamos de oposiciones. El Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto con una Oferta de Empleo Público (OEP) de 44.787 plazas en total. En Cataluña casi 40.000 interinos optan a 14.715 plazas de funcionario. Y así. Sin embargo se ha hecho público que, por ejemplo, España tiene ahora 11.000 empresas menos que cuando Sánchez llegó al poder, y que en los últimos dos meses se han perdido más de 7.000, reabriendo la brecha con el nivel de prepandemia. Una sangría.

Pero, ¡qué tentación el dinero público! Aquí, por señalar algo, si la Generalitat fuera una empresa privada, ya habría quebrado. Hay que remontarse a Francesc Homs, titular de Economía en el último gobierno de Jordi Pujol (2001-2003), para encontrar un presupuesto equilibrado. La deuda pública de la Generalitat crece y crece. Ya era hermosa en la época del tripartito: 35.000 millones tras siete años en el poder. Artur Mas, el Mesías, por su parte,  la duplicó en menos de cinco: 72.000 millones. Pero, amigos, en 2023 la tenemos en 84.000 millones. ¿Las deudas no se pagan?

Pues muchos políticos no parecen preocupados. Han venido a arreglar su economía y el resto de la transpira. En Sant Cugat del Vallés, por mencionar una localidad, uno de los pocos municipios catalanes donde Junts y ERC han llegado a un acuerdo de  gobierno, los cuatro concejales de Esquerra se han entendido magníficamente con los nueve junteros para anunciar, como primera medida, subirse el sueldo. El alcalde, Josep Maria Vallès, de Junts, arramblará con 5.500 euros más y conseguirá así un sueldo de 79.500 euros anuales.  Y los tenientes de alcalde pasarán a cobrar 72.000. Los «concejales delegados» (he mirado Wikipedia para saber qué era eso y dice que es «un concejal electo que además es miembro del Gobierno Municipal o Junta Municipal») se suben nada menos que 11.550 euros, pasando a cobrar 64.000 euros anuales. Esto supone un incremento salarial del 22% respecto a la legislatura anterior. ¿Quién quiere poner una empresa, pagar nóminas y sufrir? Muchos de estos post convergentes son descendientes de empresarios, del mundo del textil, etc. Deben mirar la foto del abuelo y pensar «mira que erais tontos, avi». Pere Aragonés, aunque se bajó el sueldo un 15 %, es el presidente autonómico que más cobra: 130.000 euros. ¡Cómo se van a ir de una España que les financia! Anda, vamos.

Porque en España vamos sobrados. Carmen Calvo hizo historia con su «el dinero público no es de nadie». Pedro Sánchez promete una lluvia de millones que deja como una fruslería su bono cultural o las entradas de cine a dos euros. Hay pasta para asar una vaca. Por eso Yolanda Díaz proclama en sus mítines de campaña que ofrecerá a los jóvenes una herencia en vida: 20.000 euros a los 23 años.

Esto tiene que cambiar o nos vamos al agua. De donde no hay no se puede sacar, y no se puede vivir de estrujar siempre a los mismos. Cierto: se vislumbra un cambio de gobierno y esto para muchos es un rayo de esperanza. Algunas propuestas del presidenciable por el PP van en el buen camino: de una tarifa cero para nuevos autónomos a rebajas en el IRPF. Fomentar el crecimiento del tamaño de las empresas y ayudar durante su primer año a los trabajadores por cuenta propia. Lo malo es que ya hemos tenido esperanza otras veces,  y en Cataluña siempre vemos como los gobiernos del PP se pliegan a la sociovergencia cualquiera que sean sus nuevas siglas. No impidieron los 3% ni los 30%, recuerden.

Aquí estamos muy quemados.

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