Feijóo: perder ahora, para ganar mañana
«Perder ahora para ganar próximamente» podría ser el resumen de la postura adoptada por el presidente Núñez Feijóo y su estado mayor, postura adoptada y mantenida con determinación desde el minuto siguiente al que se conoció el veredicto (diabólico) del pueblo español en la agridulce noche del 23 de julio pasado.
En efecto. Desde aquel momento, en el balcón de Génova 13, el jefe del Partido Popular reivindicó la victoria –más de ocho millones de votos y 15 escaños de diferencia al PSOE de Sánchez- y la «costumbre» de que el Rey encargue formar gobierno al candidato más votado. Desde hace un mes no se ha movido un ápice de ese surco. Y, al final, sus argumentos han servido para que Felipe VI le encargue, en primera instancia, intentar la investidura que en caso de lograrlo (difícil, por no decir imposible en las actuales circunstancias) daría con el sanchismo en el corral de su propio detritus.
¿Cuáles son las razones en las que el columnista sustenta el acierto de Feijóo para presentar cartas credenciales ante el Congreso de los Diputados? En primer lugar, algo básico. Feijóo ganó las elecciones y dejó al PSOE a una buena distancia –las circunstancias exigían más, desde luego-, algo que Pedro Sánchez no reconoce. Este hecho es necesario recordarlo y aun escenificarlo ante el pleno de la soberanía nacional y ello sólo se podría hacer recibiendo el encargo real en el primer intento de ser investido.
En segundo lugar, la suma de los apoyos obtenidos (hasta ahora) por el PP para intentar la investidura y posteriormente la formalización de un nuevo gobierno sobrepasa la cifra de 11 millones de votos. Con esa morterada de votos en elecciones generales anteriores se obtuvieron mayorías absolutas aplastantes.
El tercer argumento a favor de la iniciativa de Núñez Feijóo es, sin duda, el hecho de que el PP y sus eventuales coaligados se mueven en la Constitución, la moderación y el sentido común frente al Frankenstein II donde todo es ruina, dispersión, feudalismo y, en ocasiones, posiciones xenófobas cuando no abiertamente racistas.
El episodio institucional ha servido, por fin, para hallar puntos de acuerdos entre PP y Vox y parece poner fin a una carrera tan absurda como suicida tanto para una formación como para otra.
Es muy posible que Feijóo se estrelle en su intento ante la falta de cuatro escaños a favor. Habrá perdido una batalla para ganar la posterior guerra electoral que indefectiblemente llegará pronto si es Sánchez quien levante el nuevo Frankenstein. Ganará hoy de la mano Puigdemont, proetarras y demás patulea hispana. Ganará ahora y perderá el mañana.
La última virtualidad de la ofensiva parlamentaria popular es poder dibujar desde la tribuna del Congreso el mapa de las fechorías perpetradas por el sanchismo durante el último lustro. Lo dicho: perder hoy para ganar mañana.