El esfuerzo y la productividad como base de la prosperidad

Empresas

Como ya he comentado en anteriores ocasiones, la economía española cuenta con un gran problema estructural en su seno: una ausencia importante de productividad total de los factores y, a partir de ésta, de competitividad, ya que somos menos eficientes, los costes son más elevados y logramos un menor valor de producción en relación al coste de los factores empleados.

Eso provoca que nuestra economía sea más sensible a las variaciones del ciclo económico, de manera que lidere la creación de empleo en los momentos de crecimiento y sea la economía que más empleos destruye en los momentos de caída económica.

Pues bien, las empresas españolas sufren enormes costes como consecuencia de muchas decisiones intervencionistas del Gobierno, como es la subida del salario mínimo interprofesional, que al elevar la base mínima de cotización a la Seguridad Social incrementa todos los costes. Así, el salario mínimo ha subido un 47,03% entre 2019 y 2023, que, directamente, incrementa los costes de las empresas en esa misma proporción por doble vía: por una parte, la subida salarial. Por otra, las cotizaciones a la Seguridad Social que la empresa paga por cuenta del trabajador.

Eso hasta 2023, que tiene su repercusión en la Encuesta Anual de Coste Laboral que acaba de publicar el INE para dicho año. En él, podemos comprobar que la reforma de las cotizaciones a la Seguridad Social impuesta por Escrivá eleva todavía más ese coste para las empresas. Así, mientras que el coste bruto se incrementa un 5,38% interanual y los salarios un 4,74%, las cotizaciones a la Seguridad Social lo hacen un 7,26%, un 53% más que los salarios, de manera que el Gobierno encarece la estructura de las empresas, perjudicando a su viabilidad y tensando artificialmente los precios por el aumento de costes.

Ese despropósito en salario mínimo y reforma de las cotizaciones, que las eleva, hace que en el acumulado las cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social hayan subido un 20,21% desde que gobierna Sánchez.

Es decir, desde que gobierna Sánchez, las cotizaciones han crecido un 31% más que lo que han crecido los salarios, y en el último año, las cotizaciones han crecido un 53% más que lo que crecen los salarios. Por tanto, no sólo es que toda la política de incremento de costes de Sánchez (salario mínimo, impuestos y cotizaciones) sea un disparate, sino que, además, con la reforma de las cotizaciones se acelera el impacto del coste de las cotizaciones en el coste total de las empresas.

Y esto sólo hasta 2023, porque la reforma de las cotizaciones sigue aumentando el coste. Recordemos que la subida de la cotización adicional iniciada el pasado año 2023, pasando de un 0,6% adicional (0,5 a cargo de la empresa y 0,1 a cargo del trabajador) hasta el 1,2% en 2029 (1% el empresario y 0,2% el trabajador), medida que será mantenida hasta 2050, supondrá una barrera al empleo, encareciendo la contratación de los trabajadores y mermando su renta disponible, que puede desembocar en una caída de contrataciones y de recaudación, perjudicando a la sostenibilidad del sistema.

Por otra parte, la imposición de una cuota adicional a los trabajadores con base máxima, que en 2025 será un punto adicional, con subidas incrementales de 0,25 puntos, hasta llegar a 6 puntos más en 2045, pero sin subir las pensiones máximas, constituye un paso hacia la transformación del sistema en asistencial en lugar de contributivo, socavando la confianza en el mismo. Puede suponer una fuga de los mayores talentos profesionales hacia otros países, perdiendo valor añadido y recaudación.

Todo ello, seguirá aumentando los costes, como ya pudimos comprobar en la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del IITR-2024, donde sube un 4,1% interanual, después de crecer un 3,9% en el ITR-2024. De hecho, este dato es más preocupante si analizamos el coste laboral por hora efectiva, ya que, en este caso, el incremento es de un 2% interanual, tras subir un 7,4% en el ITR-2024

Todo esto, provoca un impacto negativo en el medio y largo plazo en la actividad económica y el empleo, que hará que se pierda productividad y competitividad, mercados y puestos de trabajo.

Las empresas se encuentran asfixiadas por los costes crecientes, por el aumento del absentismo que hemos conocido recientemente, al mayor nivel de la serie y por los impuestos que tienen que abordar y que suponen una merma de su competitividad, de generar actividad y de crear puestos de trabajo, así como por la inseguridad jurídica. Como consecuencia, las empresas tienen cada vez más dificultades para continuar, destruyéndose, en ocasiones, como este mes, de manera notable, fruto de la equivocada política económica aplicada por el Gobierno. Hay que trabajar más y mejor, es decir, producir más por una doble vía: más trabajo y más productividad, que es lo que permitirá incrementar la actividad económica y el empleo, es decir, la prosperidad.

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