Encrucijada política para Occidente
Midterm, literalmente mitad del periodo, es el nombre de la jornada electoral que se celebra, precisamente, a mitad del correspondiente mandato presidencial de cuatro años de duración, de lo que deriva su denominación. Ese midterm del mandato de Joe Biden se cumple ahora, y con la ley federal electoral de 1845, se celebra este martes 8 de noviembre, en una suerte de primarias entre Trump y un todavía desconocido eventual candidato demócrata, ante el evidente estado de salud del actual presidente, que no parece apuntar hacia un intento de reelección por su parte.
De hecho, el ex presidente Barack Obama ha participado muy activamente en esta campaña -rompiendo con una tradición no escrita que limita la participación de ex mandatarios en contiendas electorales federales- arropando a los candidatos demócratas, cerrando los mítines y con Biden actuando de telonero en los actos, ante lo que sobran palabras para confirmar la hipótesis de su no reelección. Desde su elección en noviembre de 2020, con la polarización política y social que llevó hasta la invasión del Capitolio antes de hacerse oficial el resultado final en Washington por radicales seguidores de Donald Trump- que no aceptaron los resultados por considerar que hubo un fraude electoral-, la tensión no sólo no ha amainado sino que la evolución de los acontecimientos la ha mantenido continuada y aún creciente.
A esta tensión ha contribuido la criticada gestión de la pandemia y la guerra de Ucrania tras la vergonzante retirada de Afganistán al poco de llegar a la Casa Blanca; un debate tan sensible como el aborto que divide a la sociedad; el Black lives matter y, por si fuera poco, una preocupante situación económica de fondo. Además, el desconcertante episodio de la irrupción del FBI en el complejo residencial Mar- a- Lago de Trump en Miami ha acabado de polarizar al pueblo norteamericano. Ante esta situación, que Biden afirme estos días que «la democracia estadounidense corre peligro», es un neto mensaje de temor ante una derrota demócrata tan clara como nítida y rotunda puede ser la victoria de los republicanos liderados por Trump, aunque esa afirmación resulte tan inaudita como preocupante, vista y oída desde esta costa del Atlántico Norte. Y que no parece compadecerse con su estrategia de campaña, que buscaba tender puentes para cohesionar grupos identitarios que conforman la sociedad estadounidense con una clara tendencia a la multiculturalidad en estados densamente poblados, con California a la cabeza.
Sin exageración, se puede afirmar que no se conocía una situación tan polarizada y crítica como la actual desde la eliminación del apartheid en los años sesenta del pasado siglo, con la revolución sexual del 68 y la guerra de Vietnam de trasfondo de los acontecimientos. Lo preocupante es que las palabras del titular de la Casa Blanca son eco de los sondeos que recogen esa posibilidad como posible, para más de un 50% de los estadounidenses, que incluso hablan de guerra civil, lo que muestra bien a las claras el clima social existente.
La moral en el cuartel general demócrata es ciertamente «descriptible», con los republicanos esperando que en unas horas se hagan realidad las encuestas y Trump anuncie definitivamente su candidatura a la presidencia. Si este escenario político se confirma, los dos próximos años serían un calvario para un Biden sin poder cumplir sus promesas electorales y sometido a investigaciones por el Congreso, y con los demócratas sin candidato ante un Trump crecido.
La geopolítica global con China y Rusia con la expectativa de un Biden debilitado y en retirada no augura tiempos tranquilos. Sin embargo, una creciente opinión es que con Trump es posible llegar a acuerdos asumibles para unos y otros en Ucrania, vista la experiencia de su anterior mandato y su relación con Putin y Xi Jinping. En unas horas, saldremos de dudas, pero este midterm puede ser un punto de inflexión en una situación global llena de incertidumbre. Estados Unidos lidera Occidente y su situación nos afecta a todos. Con Meloni en Italia, si vuelve Trump, se abre un nuevo tiempo, que se prevé también para Sánchez en nuestro midterm el próximo 28 de mayo.
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