Dejad a nuestros hijos en paz
A principios de este año, la asociación de familias de menores transexuales Chrysallis, con permiso de la autoridad, inundó las calles de algunas ciudades del norte de España con carteles que decían: «Hay niñas con pene y niños con vulva. Así de sencillo». Iban ilustrados con un dibujo en el que se ve a niños desnudos con los genitales del sexo contrario. La controversia que generó esta campaña concluyó con roturas y pintadas en los carteles y una denuncia a los promotores ante la Fiscalía de Menores por un presunto delito de “corrupción de menores” que en mi opinión, no va a tener ningún recorrido. Las autoridades han condenado estas “agresiones” y han mostrado unánimemente su apoyo a los mensajes de la campaña. Está amparada por una enorme variedad de leyes autonómicas aprobadas en los últimos años por todos los partidos. Leyes que, con el pretexto de garantizar los derechos de los homosexuales, pretenden imponer a nuestros hijos una ideología de género mainstream.
Como reacción a esta campaña, la plataforma Hazte Oír lanzó a finales de febrero ‘El bus que no miente’ con un eslogan a todas luces tramposo. En letra blanca a tamaño gigante dicen: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen.” Y si ese fuera todo el mensaje poco se les podría objetar, por obvio. Pero debajo en letra negra un poco más pequeña subrayan: “Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo.” Y se quedan tan anchos. El mensaje es tramposo, porque pretenden que toda la crítica que reciban parezca estar negando la obviedad que dicen en letra blanca. Y nos cuelan de rondón el otro mensaje, el de letra negra, el que pretende imponer otra ideología de género tan discutible como la de Chrysallis. La diferencia es que ésta no está amparada por la nueva normativa ni es tan políticamente correcta como la primera. Así que su autobús ha sido encerrado por la Policía en un parking municipal de Coslada.
Yo les rogaría a unos y a otros que DEJEN A NUESTROS HIJOS EN PAZ. Estoy rotundamente en contra de que el Estado decida la educación ideológica que debe recibir mi hija, soy activista en la materia y hasta las últimas consecuencias me negaré a que ninguna escuela la adoctrine con ideas distintas a las que en mi familia consideramos correctas. Pero por el mismo motivo tampoco quiero que principios morales con los que tampoco estoy de acuerdo inunden mis calles con mensajes dirigidos a los menores de edad. Olvidaros de nuestros hijos, dejadnos que los padres decidamos qué moral les queremos enseñar.
Pero, sobre todo, entiendan ambos lobbies el verdadero significado de la libertad de expresión. La cita no es de Voltaire, a quien erróneamente se atribuye, sino de su biógrafa, lo cual no le resta ninguna validez cuando dijo: «Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». Si no quieres que nadie censure tus ideas, deja tú de censurar las de los demás. Si no estás de acuerdo con una idea, rebátela usando tus argumentos, no pretendas tacharla o encerrarla en un parking municipal. En España últimamente parece que la libertad de expresión es sólo para los comunistas y la libertad religiosa, sólo para los musulmanes. Parece que hasta nos avergonzamos de quienes somos. Si permitimos que los políticos legislen sobre lo que es delito de odio y lo que es libertad de expresión, acabarán imponiéndonos sus opiniones a la fuerza, y no se lo podemos permitir.