Crónicas de agosto
Las crónicas políticas de los meses de agosto suelen estar plagadas de eso que se ha dado en llamar “serpientes de verano”. Agosto suele ser el mes elegido para lanzar globos sonda con los que testar la repercusión de decisiones que los políticos pretender tomar –o no- a la vuelta del verano. Es el mes en el que desaparece la actividad política ordinaria y vemos a nuestros “dirigentes” tostarse al sol, pasear con sus niños y con los de sus colegas, tomarse unos helados a pie de playa, comer unas pizzas “cojonudas” (que diría nuestro flamante presidente en funciones), recomendar libros o películas…
Pero este mes de agosto ha sido todo menos eso. Como los políticos no habían hecho los deberes durante los meses previos ( o sea, no habían hecho el trabajo para el que habían sido elegidos en las urnas), en agosto se han venido cerrando pactos y constituyendo gobiernos que habían quedado “pendientes” antes de las vacaciones. Con la mayor parte del personal disfrutando ya de vacaciones y desconectados de las noticias se han cerrado acuerdos que solo unos días o semanas antes parecían imposibles; es el caso de Madrid y La Rioja.
En Madrid la calorina ha permitido que se consume lo que era un secreto a voces: el gobierno a dos (PP y C´S) con el apoyo crítico de Vox (o feroz oposición, según a quien le escuches): En La Rioja ha ocurrido otro tanto: los socialistas han dado cabida en su gobierno a Podemos (tras rasgarse las vestiduras previamente) y ya tenemos gobierno de coalición allí también entre los de Iglesias y los de Sánchez.
Agosto del 2019 ha sido el mes en el que nuestro flamante presidente en funciones se ha ido a descansar oficialmente a Doñana después de no haber estado realmente desocupado los meses precedentes.
Ha sido el mes en el que, a propósito de la crisis de los refugiados recogidos por el Open Arms, hemos vuelto a comprobar que Sánchez no es más veleta porque el viento no cambia más de dirección, vamos, porque no tiene más oportunidades para hacerlo. Sánchez ha pasado de exigir a sus predecesores una reacción inmediata ante sucesos similares a rechazar recoger a los inmigrantes a bordo de un barco con bandera española hasta que no hubiera posición común europea… A enviar una fragata de guerra a recoger a los inmigrantes que ya estaban en suelo italiano. Y todo ello con la misma sonrisa de cartel electoral y sin ningún tipo de explicación.
Agosto ha sido el mes en el que ha ardido Canarias y el presidente en funciones ha ido -cuando el fuego ya estaba apagado- para hacerse una foto tan bochornosa que no se le hubiera ocurrido ni a Trump. También en Agosto y con motivo de la cumbre del G7, Macron ha invitado al presidente en funciones a cenar en Biarritz. Sabemos que estuvo por las fotos y los tuits del propio presidente en funciones y de su gabinete: con la pareja presidencial francesa, en la alfombra roja con su esposa tras bajarse del avión oficial… Y por el despliegue de aviones y helicópteros con el que han organizado el traslado de la regia pareja, él y ella, tan ricamente… Sánchez ha dicho en un tuit que está muy agradecido a Macron por invitarle a cenar; y no es para menos, sobre todo teniendo en cuenta que los socios de Sánchez, aquellos que le han hecho presidente, son quienes han organizado la contra cumbre y han robado retratos del propio Macron en varios ayuntamientos franceses para mofarse de ellos. Y porque, al fin y al cabo, Sánchez no ha hecho otra cosa que ir a cenar y charlar extraoficialmente con un par de miembros de la cumbre a los que ha pillado a tiro. Es normal que Sánchez esté muy, pero que muy agradecido a Macron.
Pero Agosto del 2019 pasará a la historia por ser el mes en el que el PSOE traspasó todas las líneas rojas, algo que ni siquiera Zapatero se atrevió a hacer, y cerró un pacto en para hacerse con el poder en Navarra en coalición con Podemos y el PNV (NaBai) y con el apoyo de los pro etarras. Algunos socialistas de los de antes, muy críticos con la política del PSOE de Sánchez (el único que existe, por cierto), venían diciendo que eso no ocurriría jamás; y sostenían que PP y C´s eran los responsables de los acuerdos que Sánchez iba tejiendo en toda España con Podemos, con los independentistas catalanes o con los bilduetarras…
En Navarra se ha demostrado lo que era una verdad a voces: Sánchez pacta con los Frankenstein que le llevaron ala presidencia del Gobierno de España porque le gusta, porque esos son los socios con los que quiere estar, porque esos son de los suyos, gentes como él, sin principios, sin valores, borrachos de una ambición sin límites con la que justifican todo. Sánchez pacta con ellos porque, como dijo la Vicepresidenta del Gobierno en funciones tras el acuerdo que llevaría a la socialista Chivite a la Presidencia del Gobierno de Navarra: «el adversario son las derechas». Pacta con ellos porque el PSOE de Sánchez odia más a la derecha democrática que a los enemigos de la democracia, los que han dado un golpe en Cataluña, los bolivarianos que defienden a un sátrapa como Maduro o quienes tienen las manos manchadas de sangre inocente y/o nunca han condenado los crímenes de ETA.
Agosto de 2019 pasará a la historia porque Sánchez, tras negar todo pacto con los bilduetarras para hacerse con el poder en Navarra, acaba de hacerles el pago de la primera letra entregándoles el ayuntamiento de Huarte, lo que la portavoz del entramado pro etarra pidió en el Pleno en el que salió elegida Chivite. Y lo ha hecho de la forma más vergonzosa posible: dimitiendo la alcaldesa y no cubriendo su vacante para que pudiera ser elegido el portavoz de los testaferros de ETA. No tiene vergüenza y, además, nos toman por tontos… ¿O tendrán razón y aún habrá millones de españoles que les creerán que serán capaces de volver a votar a esta gente que no tiene valores, ni valor, ni vergüenza…, que mienten más que hablan, que han roto la igualdad entre españoles y la convivencia… lo más sagrado, solo para que el gran impostor siga viviendo en la Moncloa?
Agosto de 2019 pasará la historia como ese mes en el que el PSOE renegó de lo mejor de su historia sin que nadie –de los que aún pueden- alzara su voz para intentar que ese partido recupere al menos una parte de su perdida dignidad. Qué pena, de verdad, qué pena.