Es como si los nazis acusaran a los judíos de exterminio
La Plataforma per la Llengua, entidad subvencionada hasta el tuétano por la Generalitat de Cataluña, ha redactado un informe que es un canto a la infamia. El documento, ilustrado con la silueta de un guardia civil con tricornio, reproduce como mejor argumento una frase que se han inventado para justificar sus políticas de inmersión lingüística: «Habla en castellano, cojones que estamos en España». La Plataforma per la Lengua pone en la diana a la Benemérita y la Policía Nacional, a los que acusa de protagonizar el 61,3% de los casos de denuncias de discriminación del catalán.
Esta gente, que se hizo tristemente célebre por espiar a los niños en los patios de colegio públicos catalanes -querían conocer en qué idioma hablaban los niños durante el recreo- es la misma que ha impulsado las campañas de estigmatización de las familias que exigen el 25% de las clases en español, y también la que ha puesto en la diana de su sectarismo más recalcitrante a los profesores de Universidad que ofrecen sus clases en castellano. El informe es una ignominia subvencionada con fondos públicos en el que se afirma que la Guardia Civil y la Policía son «cuerpos armados con presunción de veracidad y una capacidad elevada de intimidar a los ciudadanos». La Plataforma per la Llengua ya acusó en su día a ambos cuerpos de de naturalizar «el supremacismo linguístico castellano». Según la entidad, de los 52 casos registrados de supuesta discriminación del catalán en 2020, ninguno denunciado ante la Justicia ordinaria, el 59,6% de los casos habrían sido provocados por trabajadores de la administración del Estado, especialmente por los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
O sea, una entidad que desde 2019 recibe 640.000 euros anuales en subvenciones del Gobierno catalán se dedica a injuriar a guardias civiles y policías sin que, hasta el momento, el Gobierno de Pedro Sánchez haya salido en su defensa. Es el mundo al revés: los germinadores del odio acusando a Policía y Guardia Civil de «supremacistas lingüísticos». Como si los nazis acusaran a los judíos de exterminio y racismo ideológico