Cómo mola ser ministro con Sánchez

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Lo que no saben el común de los mortales y deberían aprender desde la infancia es que la izquierda se encuentra en un estado de evolución superior al resto, son los cabalistas de la política. Ser de izquierdas te permite estar en contacto con una fuerza superior mientras transitas por una existencia terrenal y convives con unos congéneres notablemente menos dotados en el conocimiento profundo de la vida. La tendencia ideológica al igualitarismo les confiere un halo de buenismo indemne al clima de sospecha que se cierne sobre el resto de la clase política y les blinda frente a la asunción de responsabilidades. Admitir que un político de izquierdas ha errado es tanto como reconocer que el universo podría frenarse en seco.

Hoy publica OKDIARIO un vídeo que muestra al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cenando en uno de los locales de moda de Madrid en la noche de este miércoles. La polémica surge precisamente porque, en la noche de ayer, las guerrillas urbanas independentistas estaban incendiando Cataluña como Nerón incendió Roma. En una de las noches más críticas y tensas de nuestra reciente historia democrática (194 policías heridos), el ministro del Interior se exhibía en una actitud relajada. Hace apenas un mes, la izquierda en bloque exigió la dimisión del director general de Seguridad Ciudadana y Emergencias de Murcia porque, en medio de la crisis por la gota fría, asistió a una obra de teatro con su mujer. Fue cesado. Como es evidente que entre sus habilidades humanas no estaba la de controlar el clima, es de suponer que las críticas vertidas se centraban en su falta de empatía y sensibilidad política al dedicarse un tiempo de ocio cuando miles de murcianos lo perdían todo.

¿Hay mayor ejemplo de falta de sensibilidad política que el del máximo responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cenando en un restaurante mientras sus policías se juegan la vida para defender al Estado de Derecho y a los catalanes secuestrados en ese infierno?; ¿cabe mayor acto de cinismo justificar tal torpeza aduciendo que el ministro tiene derecho a cenar? He introducido en un conocido buscador: “Servicio de caterings en Madrid”. Me ha redirigido a la friolera de más de 7 millones de páginas donde uno puede encontrar desde sándwiches de Rodilla hasta platos muy elaborados y servidos a domicilio para una clientela más exquisita. Eso sin contar con el servicio del propio ministerio.

A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido ocasión de vivir algunas noches de crisis, noches en las que los responsables políticos y sus equipos apenas eran capaces de probar bocado por la angustia. La de ayer debería haber sido una de esas noches para el ministro Marlaska. Si el máximo responsable de Interior tuviera un ápice de coherencia y de dignidad política, dimitiría de inmediato.

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