Cataluña: las derechas darán la sorpresa

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Desde que se supo que había elecciones en Cataluña, todas las encuestas (menos las de los últimos días, que hablan de triple empate) han oscilado entre la victoria de ERC o la del PSC. La apisonadora mediática socialista está presentando la realidad como si todo fuera una disputa entre dos partidos destinados a pactar entre sí. Dos de sus principales actores en el Congreso, Gabriel Rufián y Miquel Iceta, se emplearon a fondo la semana pasada en aparentar un enfrentamiento irreconciliable. Hasta tal punto llega la comedia, que la propia Vicepresidente Carmen Calvo reconoce que en campaña se exageran las diferencias, aunque luego hay entendimiento.

Si se consideran los precedentes, la realidad es sin embargo bien distinta. En efecto, en las pasadas elecciones catalanas, las encuestas llegaron a pronosticar 40 escaños para ERC, 21 para el PSC, 11 para los Comuns y 9 para la CUP. Se especulaba, por tanto, con una victoria holgada de las izquierdas por 81 escaños de 135 que hay en el Parlament. La realidad fue que los cuatro grupos de izquierdas se quedaron en 61 escaños (32, 17, 8 y 4 respectivamente), mientras la suma de Ciudadanos, Junts per Catalunya y el Partido Popular fue de 74 escaños.

La situación ahora no es muy diferente. Pese al desplome de Cs, el PP parece que aumentará su representación y Vox parece que puede entrar con más de media docena de diputados en el Parlament. Aunque las encuestas apenas dan 25 escaños para los tres, hace poco Juan Carlos Girauta decía que habrá un triple empate a 10 (+-2) entre las tres fuerzas unionistas no socialistas. No sería extraño pues que obtuvieran más de 30 diputados entre los tres. En el lado nacionalista, Junts es la candidatura con más fidelidad de voto en encuestas (más de un 70%). El PDeCat ha duplicado su expectativa de voto entre las dos prospecciones del CIS: si logra entrar, obtendrá 3 escaños (y no 1 como dicen las encuestas que le dan escaños, pues en la circunscripción de Barcelona es o 3 o 0). En conjunto, no sería extraño que «las derechas» (expresión amplia e impropia en la que incluimos a los partidos de centro, aunque en realidad sean socialdemócratas) mantuvieran la mayoría absoluta, de modo que fuera imposible el tripartito PSC-ERC-En comú Podem.

¿Cómo se explica tanto voto oculto no socialista? Por un lado, el predominio mediático socialista ha logrado crear una cultura política donde solo se concibe el ideal progresista. Consecuencia de ello, mucha gente tiene miedo a reconocer que vota a las derechas, más aún si son españolistas. A ello hay que sumar el voto independentista utópico, que padece también cierta vergüenza a admitir que sigue apoyando a Puigdemont. Y no sólo por el caos ocasionado por el proceso independentista, sino porque entre la burguesía ‘derechosa’ está mal visto decir que se prefiere una España rota a una España roja, pero mucha gente lo piensa y lo vota. Por ejemplo, en materia fiscal, Junts y el PDeCat abogan por una drástica bajada de los impuestos de sucesiones y patrimonio: no sólo no aspiran a la armonización fiscal de la izquierda, sino que quieren que Cataluña imite las bondades fiscales de Madrid.

A estos factores de voto oculto hay que sumar el miedo a la vuelta del tripartito. Los catalanes no han olvidado que el primer tripartito de izquierdas dejó Cataluña económicamente desolada. Mucha gente lo recuerda con horror.

Veremos lo que ocurre, pero todo parece indicar que “las derechas” (con perdón de la expresión, pues ya sé que mucha gente no admite al independentismo en la derecha) darán la sorpresa y que no será viable un nuevo tripartito.

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