Con Bildu, ¿por qué no vamos a pactar?

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«Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco veces, o 20. Con Bildu no vamos a pactar. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar», prometió Pedro Sánchez en la campaña electoral de 2015. Como luego necesitó los votos de Bildu para la moción de censura contra Rajoy, y los ha vuelto a necesitar en sus dos investiduras, que no habría sacado adelante sin el apoyo de Bildu, Pedro Sánchez explicó sus palabras diciendo que él «no ha gobernado con Bildu» puesto que «no hay ni consejeros ni ministros de Bildu en el Gobierno», volviendo a mentir sobre su primera mentira, ya que lo que él prometió «20 veces» fue que con Bildu no iba a pactar, no que no pensaba gobernar con ellos.

Pedro Sánchez sometió ya muchas de sus mentiras al escrutinio de las urnas el pasado 23 de julio y los votantes socialistas decidieron otorgarle al PSOE un diputado más de los que había conseguido en 2019, blanqueando todas sus mentiras no sólo sobre sus pactos con Bildu, sino también sobre los indultos que prometió que no iba a conceder, sobre el Sáhara, subidas de impuestos, y hasta su tesis doctoral fake, que en vez de mentiras dijeron que eran cambios de opinión. Pero los pactos con Bildu, que eran evidentes puesto que había recibido sus votos y los proetarras no se los iban a regalar, permanecían enmascarados, dejando a la vista sólo el traslado a cárceles del País Vasco de todos los presos etarras. Todos sabíamos que había algo más, pero Sánchez, mintiendo, presumía de que no era así porque, a la vista estaba que habían permitido que el ayuntamiento de Pamplona quedara en manos de UPN, cuando sumando sus votos a los de Bildu, se lo podían haber arrebatado.

Hasta tal punto llegó la intención de engañar de Pedro Sánchez que, tras las elecciones del 28 de mayo de 2023, el Parlamento de Navarra retrasó su sesión de investidura hasta el 14 de agosto, cuando ya se habían celebrado las elecciones generales de julio. Así el Partido Socialista hizo presidenta de Navarra a María Chivite por un único voto de diferencia, con los 21 escaños que sumaban con Geroa Bai y Podemos, teniendo en contra los 20 de UPN, PP y VOX; gracias a que los nueve diputados de Bildu se abstuvieron para permitirlo. Este pacto con Bildu, que estaba cerrado desde el día siguiente de las elecciones, se podía ocultar hasta agosto porque el Estatuto navarro así lo permite. Pero la normativa que rige en los ayuntamientos es diferente y en Pamplona el alcalde debía ser elegido antes del 17 de junio.

Por eso, con intención de engañar a sus votantes, Sánchez presumió de haber permitido que la alcaldesa de Pamplona fuera Cristina Ibarrola, de UPN, y hasta se permitió decir que eso demostraba que no había pactado con Bildu, como prometió, a pesar de todos los presos acercados al País Vasco, de sus votos en la investidura y hasta de lo del Gobierno de Navarra.

Y hoy en Pamplona, Sánchez vuelve a demostrar que es un sinvergüenza mentiroso que engaña a sus votantes, al resto de españoles y a la comunidad internacional, una vez tras otra sin el menor rubor. Hoy Pedro Sánchez ha entregado el ayuntamiento de Pamplona a los asesinos de los socialistas Fernando Múgica, Fernando Buesa, Ernest Lluch y hasta un total de 11 militantes socialistas que se encuentran entre las casi 1.000 víctimas mortales de la banda asesina, incluido Tomás Caballero, concejal pamplonés de UPN asesinado por ETA en 1998. Pero la falta de vergüenza de Pedro Sánchez es consecuencia directa y responsabilidad de la indecencia de los votantes socialistas. Sus votantes se han echado a la espalda todas las desvergüenzas del presidente de Gobierno más mentiroso de la historia de España y del mundo. Seguir votando a Sánchez sabiendo que te va a engañar demuestra que tienes la misma decencia que Chapote, que Otegui, o que Joseba Asirón, el bilduetarra que ha recibido el bastón de mando como alcalde de Pamplona, gracias a los indecentes votantes del Partido Socialista.

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