La batalla (y la guerrilla) de Madrid
La semana pasada se difundió que Madrid ha superado a Cataluña como primera economía autonómica. En la misma semana, la Diputación del General de Cataluña (que es la traducción más correcta de Generalitat en castellano) pretende subir más si cabe los impuestos autonómicos. Paralelamente, fueron varias las informaciones sobre las exigencias de disciplina presupuestaria del gobierno central a la Junta de Andalucía. Una disciplina que, en opinión generalizada, pretendería el acoso contra las bajadas de impuestos que el PP pretende sacar adelante en esta legislatura en Andalucía, mandando con ello un mensaje de amenaza contra las potenciales bajadas de impuestos de la Comunidad de Madrid.
Y es que, en los últimos años, se ha instalado en el debate público el relato de que Madrid es un refugio fiscal (que es la traducción correcta de tax haven –paraíso fiscal sería tax heaven-), que hace “dumping fiscal”, y que las comunidades de impuestos altos no pueden soportar esa “competencia desleal”.
Pese al relato, si se desciende a los datos la diferencia entre CCAA no es tan grande. Un trabajador que gane 70.000€ pagaría en Cataluña 19371€ de cuota en el IRPF. El mismo trabajador en Madrid pagaría 18835€. La diferencia es, por tanto, de poco más de 500€ al año, lo cual no llega a 42€ al mes. Para un trabajador con 30.000€ de remuneración, la diferencia no llegaría a 26€ al mes. Una cifra muy poco significativa que no justificaría el cambio de domicilio, el famoso “voto por los pies” que el federalismo fiscal debería facilitar. Cierto es que en otros impuestos como sucesiones o transmisiones y actos documentados las diferencias son mayores. Pero esos impuestos no los paga todo el mundo cada año, y su eficacia recaudatoria es mucho menor.
Pese a las exageraciones del relato, lo cierto es que el PP ha venido practicando siempre ligeras bajadas de impuestos. Sin embargo, esas bajadas nunca pretendieron reducir la recaudación. Se alegaba que con menos impuestos se podía recaudar más. Es por ello que, pese a las diferencias con otras CCAA, en Madrid la comunidad autónoma también tiene cargos políticos en abundancia y bien remunerados, una radiotelevisión autonómica con dos canales de TV y uno de radio de poca audiencia, la correspondiente corte de asociaciones subvencionadas, etc. Madrid dista mucho de ser la utopía liberal que algunos soñaron y a otros les produce pesadillas.
Aunque esa realidad es tozuda, el discurso popular desde Aguirre hasta Ayuso y Almeida ha sido el de las bajadas de impuestos sin aclarar el tema del gasto. Y claro…. cuando tu infundes en la sociedad una idea, corres el riesgo de que el electorado la demanda incluso más allá de lo que pretendías…. Y así ha ocurrido en Madrid: una parte importante del voto popular se ha ido a Vox, quienes prometen unas bajadas de impuestos mucho más fuertes, acompañadas de las reducciones de gasto que las permitan. Ello ha generado que una «guerrilla» entre la posición de Vox y la posición socialdemócrata de Cs. Una guerrilla en la que el PP anda dividido entre quienes aun creen en la bajada masiva de impuestos que pregonaba Casado, y los «moderados» que desean moderar los recortes (tal vez para mantener sus puestos con sus remuneraciones).
En el fondo, una vez más, el PP frente a si mismo: si de verdad se cree en las administraciones austeras con impuestos bajos, hay que querer reducir el gasto y atreverse a defender los recortes sin miedo y en beneficio de la mayoría. Algo que, a día de hoy, el PP no se atreve a hacer. Y por ello en Madrid habrá batalla, pero también guerrilla.