Las bandas juveniles latinas, lo que faltaba en Mallorca

Las bandas juveniles latinas, lo que faltaba en Mallorca

Por si no era suficiente con la cada vez más evidente delincuencia que provoca la llegada en masa de emigrantes ilegales procedentes del norte de África, y que ya es de dominio público pese a los ímprobos esfuerzos de Armengol y sus medios de comunicación subvencionados por ocultarla, el siguiente problema con el que se enfrenta Mallorca es de las bandas juveniles de origen latino, que empiezan a dejarse notar en las calles y que constituyen un verdadero peligro social.

Hasta hace muy pocos meses éste parecía un problema totalmente ajeno a la realidad de Mallorca. Sin embargo, ya es una verdadera evidencia su existencia, como demuestra el golpe que ha dado la policía en las últimas horas con la detención de siete jóvenes -el término que tanto le gusta a Armengol para evitar que se trata de emigrantes ilegales- de la banda Caserío 24/7 que estaban en posesión de armas y de sustancias estupefacientes. Esta acción policial sucede pocos días después de que a través de las redes sociales se difundieran imágenes de una pelea a machetazos en plena Plaza de España, a un paso del verdadero pozo negro de Palma, la Estación Intermodal.

Asistimos a una situación de inseguridad sin precedentes en la isla. Los robos con violencia, las reyertas con cuchillos, la okupación de oficinas bancarias abandonadas o incluso de viviendas o los delitos de abusos sexuales proliferan como nunca se había visto en una isla donde se podía ir por la calle con seguridad. Ahora salir de noche por Palma es una temeridad y de día se palpa el peligro incluso en lugares como el Paseo Marítimo. Basta con tener los ojos abiertos para advertir la presencia de grupos de dos o tres «jóvenes» -como le gusta a Armengol- que lo primero que hacen es mirarte el reloj y que no dudan en asaltarte si lo que ven les interesa, aunque sea a pleno sol.

Las peleas entre bandas latinas o magrebíes, tan frecuentes en Madrid y que hace sólo un par de años eran impensables en España, empiezan a ser habituales también en Mallorca. A esto nos ha llevado la política de puertas abiertas sin control que ha practicado el socialismo con el único objetivo de captar futuros votos. ¿La seguridad del ciudadano? Eso les trae sin el menor cuidado porque, según la presidenta, toda esta delincuencia no son más que «vulnerables», de acuerdo al término que ella misma ha acuñado en el Parlament balear cuando se le pregunta por los problemas que existen en las calles.

 

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