Las bandas del gerifalte
Sánchez se ampara en bandas que tienen una manera de actuar semejante a la suya, es decir, con abusos, filfas, opacidad y siempre que pueden, al margen de la ley. Lo estamos viendo a diario. El gerifalte de cartón estaría incapacitado para gobernar sin el auxilio de las bandas peligrosas que pretenden destruir España. Esos clanes, que tanto nos odian, le sostienen en el poder a cambio de sacarle la intemerata, Jiménez Losantos los define mejor que yo: «Ordeñantes del erario público». Pero no todo son estafas y penurias.
Vuelve la suerte, la primavera anuncia elecciones y podremos mandar a las bandas al lugar de donde nunca deberían haber salido. Ustedes me entienden. La prima Vera llega cuando está más cachonda y el Gobierno del zumbado, hecho un lío con sus luchas internas. Las bandas se amotinan, intuyen la debilidad del gerifalte, al que apenas le quedan tres trimestres en la Moncloa. Yolly Díaz suma la nada a sus planes. Sólo J.J. Vázquez la apoya: «El domingo me tendrás en primera fila, escuchándote». Podemos y sus hoy caducas estrellas (Iglesias, Irene y Belarra) la plantarán. La coalición se diluye. ¡Bendita sacrosanta primavera sin ateos!
El 28 de marzo de 1844, el duque de Ahumada fundó la Guardia Civil. Después de 178 años, de servicio a España y a los españoles, el indecente e inútil ministro del Interior, Marlaska, denigra a un Instituto Armado glorioso y a las valientes fuerzas del Cuerpo Nacional de Policía, que también dan sus vidas para protegernos y a las que también humilla. Sánchez no cesa a dicho corrupto, ni cesa a la histérica Irene, pues los usa como receptores de agravios, ya que mientras maldigan a sus putrefactos ministros, los insultos no le alcanzan a él.
En un país serio, el blando y cobarde Marlaska habría sido cesado por inventarse infamias contra el duro y bravo coronel de la Guardia Civil, Pérez de los Cobos. Pero como nos gobiernan los sapos, no cabe esperanza alguna de que aquel turbio crápula dimita. Ya expuse las razones por las que no lo hará. El gerifalte, una vez que las bandas le dieron la espalda, lo necesita como escudo humano. ¡Viva la Guardia Civil y la Policía Nacional! Cuerpos fiables, por nobles, que respetan la ley y al Rey y que siempre nos sacan y nos sacarán de apuros. Mientras todo esto sucede aquí, el panoli anda en China, haciendo el ridículo, leyendo en un inglés macarrónico, un maravilloso idioma que yo aprendí en Inglaterra y que al oírle califico de: «Rubish, rubish!». O sea, «¡Basura, basura!», igual que él.