Opinión

Aquellos veraneos en Marivent

  • Jaime Peñafiel
  • Periodista político y del corazón. Experto en noticias sobre la aristocracia y la familia real. Ex redactor jefe de la revista ¡Hola! y fundador del diario El Independendiente y La Revista. Escribo sobre la Casa Real.

Mañana hará ya ¡¡¡51 años!!!, sí, cincuenta y uno, que dos aviones Mystère aterrizaban, el 4 de agosto de 1973, en la base de Son San Juan de Palma de Mallorca. En uno de ellos viajaba el entonces príncipe Juan Carlos con sus hijas, las infantas Elena, de 10 años y Cristina, de 8. En el otro, la princesa Sofía con el heredero príncipe Felipe, de tan solo 5 años. ¡Ah, se me olvidaba!, y la perra Laia, una lasa tibetana que hacía las delicias del príncipe y de las infantas.

Era la primera vez que iban a disfrutar de unas vacaciones familiares en una propiedad suya. Porque la Familia Real española, a diferencia de la mayoría de las familias reales europeas, carecían y siguen careciendo de patrimonio. Todo es Patrimonio Real. Sólo hubo una oportunidad, como creo haber contado, en la que sí tenían una propiedad a nombre de ellos, gracias a un regalo personal que el rey Hussein de Jordania le hizo a su amigo Juan Carlos, a finales de 1989. Se trataba de la casa-palacio La Mareta, una lujosa finca en la isla de Lanzarote, que el soberano jordano mandó construir a finales de 1970, diseñada por el arquitecto Fernando Higueras y el artista lanzaroteño César Manrique. Se trataba de una villa principal y otras siete más pequeñas de estilo colonial. Pero, el 2 de diciembre de 2015, la Familia Real decide desprenderse de La Mareta porque, según reconoció doña Sofía, su mantenimiento era muy costoso y mejor cedérsela a Patrimonio Nacional, que corre con todos los gastos, después de haberla disfrutado en contadas ocasiones.

Ignoro las razones, aunque puede que fuera porque Don Juan Carlos no guardaba gran recuerdo de esta propiedad ya que el 2 de enero de 2000 falleció repentinamente, a los 89 años de edad, su madre, la condesa de Barcelona, cuando disfrutaba de unas vacaciones acompañada del resto de la familia. También del matrimonio Aznar. Pero volvamos a Marivent.

Marivent fue su paraíso

Hasta que no tuvieron en propiedad el palacio de Marivent, la Familia Real no tenía dónde ir cuando llegaban las vacaciones estivales. Unas veces a Estoril, otras con amigos e incluso en una ocasión al Pazo de Meiras, invitados por Franco. Fue en aquella ocasión, ¿recuerdan?, en la que rompieron la cama. («Te lo pido, te lo ruego, no lo cuentes nunca», le suplicó doña Sofía. Y, lógicamente, lo contó).

Por todo ello, cuando, en 1973, el gobierno balear presidido por el popular Gabriel Cañellas decidió ofrecer Marivent, la Familia Real se sintió feliz. No solamente por tener ya un lugar que pudieran considerar suyo sino incluso por estar en Palma de Mallorca. Se trata de un palacete de 650 metros construido entre 1923 y 1925 por encargo del pintor Juan de Saridakis. Fallecido él, su viuda, Asunción Marconi, lo cedió a la Diputación Provincial de Baleares en 1966.

Y hoy, contra viento y marea (divorcios como los de las infantas Elena y Cristina, abdicaciones, crisis matrimoniales y otros escándalos), doña Sofía es la única que se mantiene fiel a la cita veraniega con Mallorca, mientras que Felipe y Letizia apenas se quedan unos días en Marivent para cumplir con sus obligaciones.

Desde 1973 es el paraíso para ella y no solo en las vacaciones estivales. También en las de Navidad y Semana Santa y el lugar ideal donde gusta recibir a familiares como «los griegos» y personalidades del mundo entero. Desde la reina Isabel y los Príncipes de Gales a los reyes de Bélgica, o los Clinton y otros dignatarios internacionales.

Puede que al lector le sorprenda pero el coste del mantenimiento y conservación de Marivent asciende a 4,9 millones de euros a costa de los presupuestos del gobierno balear.

Cuando Letizia abandonó violentamente Marivent

A pesar de las idílicas imágenes, los veraneos de la Familia Real en Marivent no siempre han sido tan perfectos como nos intentan vender en los posados veraniegos.

Y no solamente porque la reina Sofia tenga que soportar que su familia esté totalmente dividida en dos bandos, incluso en Marivent, donde ella se siente sola. Felipe y Letizia, aunque residen en Sont Vent, una construcción a 300 metros de la jurisdicción real, se aíslan, incluso con un muro, de la familia que reside en Marivent. No gustan que sus hijas alternen ni con Froilán y mucho menos con Federica. La infanta Elena se ha enfrentado por enésima vez a su hermano y ha dejado de hablarle. Natural. Le ha dolido mucho que se vete a sus hijos.

Pero nada que ver los problemas de hoy con lo sucedido en varias ocasiones en Marivent. Al lector le sorprenderá que hasta amagos hubo de divorcio entre Felipe y Letizia en 2013, cuando el matrimonio atravesaba una fuerte crisis hasta el extremo de que ella abandonara no solo Marivent sino también la isla, a su marido y a sus hijas. Letizia había estipulado con Felipe y con la Casa Real un régimen estricto de días de vacaciones en Palma, ese lugar que ella odia tanto, como le reconoció a la periodista Carmen Duerto, en el Club Náutico, en una calurosa tarde de agosto de 2010: «¿Tú crees que Palma es un lugar ideal para las vacaciones?».

Y este sentimiento se puso de manifiesto cuando el Rey Juan Carlos pidió a su hijo que se quedaran unos días más. Quería disfrutar de sus nietos. Felipe estuvo de acuerdo. Ella se enfureció tan violentamente que le gritó «¡Me voy contigo o sin ti!». Y se piró, abandonando a sus hijas, a su marido y, por supuesto a sus suegros, para continuar sus vacaciones… ¿Sola?

La discusión entre el Rey y su hijo fue tensa y tan dramática que, en un momento determinado, don Juan Carlos le gritó: «¡Felpe, divórciate!».

Nadie la apoyó

Hasta Almudena Martínez Fornes, del monárquico ABC y tan cortesana ella, escribió: «El Príncipe de Asturias ha reanudado sus vacaciones tras un paréntesis de cuatro días en medio de fuertes rumores de crisis matrimonial».

Y el historiador Fernando de Meer, después del incidente de Palma, puntualizó: «Letizia no tiene derecho a poner mala cara o a enfadarse en público».

Y Raúl del Pozo, en un artículo titulado Avería de los príncipes, que podía haber sido escrito hoy mismo y por motivos más desagradables: «Asturiana, rebelde y ambiciosa, menospreciada por el Rey y las infantas, se negó a continuar la historia masoquista de las reinas de España. Sigue siendo hermosa, es decir peligrosa, pero debiera saber que su vida privada es una crónica electrónica y que su matrimonio puede tronar por los aires».

El escándalo en la catedral

Lo sucedido el domingo 1 de abril de 2018 en las puertas de la catedral de Palma de Mallorca, después de la misa de Pascua, cuando Letizia agredió verbal y públicamente a doña Sofía, interponiéndose cuando ésta intentaba hacerse unas fotografías con sus nietas, marcará un antes y un después en la historia de la Familia Real española. Pero, sobre todo, en la vida de la Reina emérita, quien nunca quiso que trascendiera la difícil relación entre reina y nuera. Y también con su nieta Leonor que, por dos veces, realizó un gesto violento para quitarse la mano de la abuela, posada sobre su hombro. La periodista Luz Sánchez Mellado escribía en El País: «Ya sabemos que llevarse regular con los suegros no es noticia. Pero si lo es hacerle un feo a la madre de tu marido y abuela de tus hijas y reina de España antes de que tú fueras esposa y madre y reina consorte. El desencuentro entre suegra, nuera y nieta se hizo mundialmente viral. Alguien le recordó en un whatsapp a Leonor que ‘Tu abuela ha llevado con una gran dignidad el enorme papel de reina. Aprende de ella. Te irá mucho mejor que seguir el ejemplo de tu madre’».

La princesa y el Rey

No una sino varias fueron las veces que los príncipes Carlos y Diana visitaron Mallorca, alojándose siempre en Marivent, donde se produjo, en el verano de 1988, el siguiente suceso que demuestra la gran sintonía entre el Rey Juan Carlos y la frívola princesa de Gales. Un día que se encontraba sola tomando el sol en una tumbona en la piscina de Marivent, con su biquini naranja, mientras su esposo, el príncipe Carlos recorría la isla con su caballete y sus pinceles, llamó a uno de sus guardaespaldas, Ken Wharfe, que se alojaba en un hotel próximo al palacio.

Según Marcos Torio, le pidió que viniera a verla: «Es bastante importante». Al escolta le incomodó la situación y el tema: «Esto es muy desagradable, Ken. Don Juan Carlos es tremendamente encantador, pero demasiado atento. Es una persona muy táctil. Creo que le gusto bastante al Rey. Ya sé que suena un tanto absurdo, pero estoy segura de que eso es así».

¡Qué poca categoría la de esta frívola y desvergonzada princesa! ¿Qué quiso decir con que don Juan Carlos era «una persona muy táctil»? Según el diccionario, se trata de una forma de comunicación no verbal. ¿Muy sobón?

Esta es la breve relación de sucedidos en el palacio de Marivent que, como recuerda Cristina Coro, «ya lo dijo Isabel II a la primera ministra hablando sobre Buckingham: ‘Si estas paredes hablaran’». Para muestra lo que aquí hemos recordado con motivo del comienzo de las vacaciones reales en Mallorca.

Este año, ya están en Mallorca pero no todos. Letizia, con la excusa perfecta, en Juegos Olímpicos de París; Felipe ya está navegando con el Aifos (Sofía al revés) en aguas mallorquinas. Y las nenas en Marivent, con la abuela. ¿Podrá reunir a todos sus nietos, como sería su deseo? Difícil lo va a tener porque, como ya hemos dicho anteriormente, a los papás no les gusta que sus hijas se mezclen con algunos primos.

Chssssssssssss

Algo tendrá que decir el Jefe del Estado sobre lo de Cataluña. Hay silencios que inquietan, que ofenden y llenan el pensamiento de interrogantes.

De un tiempo a esta parte, a la ministra vicepresidenta se le han congelado las risotadas y las excesivas e impropias gesticulaciones.

Se niega a hacer la menor reverencia a su prima, contra el protocolo de la Casa.

¡Qué ridícula obsesión por mostrar su musculado cuerpo con inadecuados vestidos! Se olvida que no es una starlette, que no tiene que ser sexy sino elegante.

Me sorprendió que ella no supiera que jamás debe colocarse el bolso sobre la mesa.

¡Qué ridículo, hija mía! Cambiarse varias veces de vestido en la misma noche con motivo de la fiesta de su puesta de largo. ¿Qué será el día de su boda?

Ha puesto el dedo en el tema de la consorte presidencial: «No entiendo que siendo una experta en la captación de fondos por qué su marido no la ha hecho ministra».

Como Pablo Iglesias cuando era primer vice de Sánchez: creyó que su mujer era mejor en algo y como tal la designó miembro del Gobierno como ministra de Igualdad.

El gurú espiritual negro que contraerá matrimonio con la hija del rey noruego, se ha querellado contra su madre por los continuos ataques a su futura esposa.

Para la boda, los novios han pedido a los asistentes que vayan «sexy y genial» (?)