No te lo perdonaré jamás, Rajoy

No te lo perdonaré jamás, Rajoy

Rajoy dijo que “no podemos consentir el referéndum porque es una estafa a la democracia”, garantizó que “no renunciaría a nada para impedir el referéndum”. Afirmó que haría “todo lo necesario, para impedir el referéndum”, aseguró que “el referéndum no se va a celebrar porque liquida la voluntad de la mayoría de los españoles”. El Gobierno estudió “cómo obligar a los Mossos a cumplir sus órdenes para impedir el referéndum” y el PP prometió que Rajoy “defendería la democracia” y que “no hay nada que negociar”. Todos estos entrecomillados son frases literales pronunciadas entre los pasados días 4 y 30 de septiembre.

Fue el filósofo griego Anaxágoras el que dijo aquello de: «Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía.» Así que entono el mea culpa y reconozco que de nuevo me he dejado engañar por Rajoy. La primera fue en las elecciones de 2011 en las que se presentó con un programa electoral que luego no cumplió, en cuestiones de las que le echó la culpa a la crisis y a Bruselas y también en otras sobre las que ni siquiera se molestó en dar una explicación. En las siguientes elecciones no volvió a engañarme simplemente porque me he negado a volverle a votar y también me dije que no iba a volver a creerle. Pero fallé y lo hice. Pensé que con lo que nos estábamos jugando en Cataluña esta vez sería sincero y haría lo que prometía. Y de nuevo me ha vuelto a engañar porque ha permitido que ocurra lo que prometió que no iba a pasar.

Tenía múltiples opciones. Podía haberles dejado votar, dejando la responsabilidad de impedirlo exclusivamente en los Mozos de Escuadra, aduciendo que se trataba de un referéndum ilegal y permitiendo que fuera la justicia la que, después, ajustara cuentas con los delincuentes que no acataran las resoluciones de los Tribunales. También podía haber aplicado la Ley de Seguridad Nacional para poner bajo su mando a los Mozos de Escuadra —ese infame cuerpo politizado, que ha perdido para siempre el derecho a ser respetado— para obligarles así a cumplir la resolución judicial que les obligaba a impedir las votaciones. O directamente podía haber aplicado el artículo 155 de la Constitución Española, por el golpe de Estado que el Parlamento Catalán dio a principios de septiembre. Cualquiera de estas soluciones habría sido menos mala que lo que finalmente ha hecho.

Porque ha actuado de una forma tan negligente e irresponsable que cuesta hasta creerlo. Ha utilizado a nuestros valientes y dignos policías y guardias civiles como peleles a los que cualquier mindundi puede insultar, escupir o empujar, sin permitirles defenderse. Se les obliga a retirarse a la mínima resistencia, haciendo un ridículo que está siendo contemplado en todo el mundo. Se ha hecho creer falsamente que se intentó impedir el referéndum y que nuestros valientes no fueron capaces de pararlo. Se ha brindado a los golpistas un triunfo heroico, repleto de imágenes de resistencia contra nuestras fuerzas policiales, a quienes se ordenó retirarse de todos los frentes sin cumplir sus objetivos. Y todo esto a cambio de nada, porque ni uno sólo de los responsables políticos de esta revuelta ha sido detenido, continúan con su rebelión desde sus despachos enmoquetados, impunes. Hago mía la frase de Cayetana Álvarez de Toledo y se la dirijo a nuestro presidente, por la vergüenza que me está haciendo pasar: “No te lo perdonaré jamás, Mariano Rajoy. ¡Jamás!”

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